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Celosía tejida con la misteriosa letra griega tau en un óculo de las ruinas de San Antón, no muy lejos de Castrojeriz (2011)
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Coger el coche o la bici y dejarse llevar por los alrededores de PDP supone una sorpresa permanente. Nos rodea tanta belleza artística, tantos parajes evocadores, tantos lugares de interés, un escenario tan diverso y emocionante...
Es bueno salir sin mucho apuro, con tiempo por delante, para demorarse donde la curiosidad o la sorpresa nos detengan.
Son muchos siglos de poblamiento que han ido depositando cada uno su pesado sedimento por nuestras tierras, da igual que sea una humilde choza de pastor levantada para guarnecerse en medio del páramo, que un fastuoso hospital de peregrinos para asombro de todo el reino. O un apero arrumbado en la esquina de una era.
Son frecuentes nuestras visitas a los pueblos comarcanos, ya sea para admirar alguno de los grandes monumentos que alguno atesora, o para participar en las verbenas de sus fiestas patronales. Son muchas las experiencias que nos han deparado y nos deparan los alrededores de PDP, y creemos que merece la pena compartirlas.
MICROTURISMO
Cuando uno llega a cierta edad, empieza a sentir que su tiempo es finito. Es preciso no confundir "saber" con "sentir": lo segundo es mucho más perturbador. En los años de juventud nos parece que habrá tiempo para todo, que siempre podremos volver a visitar cualquier lugar y hacerlo con más pausa y detenimiento. La vida se presenta como una larga relación de objetivos que hay que ir tachando, como si fuera la lista de la compra para la Navidad.
Pero llega un momento en que nos damos cuenta de que las líneas de la lista son infinitas (las de los viajes posibles, la de posibles lecturas, películas, saberes, experiencias...). Y entonces entendemos por fin el poco sentido que tiene acumular, como si compitiéramos en una carrera hasta su meta, sino que vale más focalizar la pasión en cualquier cosa que nos permita disfrutar, con deleite, con detenimiento, sin ningún apremio, sin fatiga.
Así que las propuestas que irán apareciendo por aquí serán pequeños detalles en los que nuestra curiosidad ha reparado. Muchas veces son objetivos muy modestos que están rodeados de un enorme aparato artístico (un apartado relieve, por poner un ejemplo, en la impresionante fábrica de un gran retablo, o un delicado capitel en un esplendoroso pórtico románico). Eso no quita que, llegados al lugar, uno rinda honores al entorno y le dedique todo el tiempo y atención que quiera. Pero tiene un punto relajante ponerse como objetivo algo tan escueto que nos sobren energías para cumplirlo.
Y serán cosas a tiro de ballesta de nuestro pueblo, que no impliquen nunca más de una hora de trayecto en coche. Algo para rellenar una tarde en que no se sabe muy bien qué hacer.