Cartel anunciador del yacimiento |
Es cierto que lo de artificial parece pensado para el caso de Castrillo, uno de nuestros pueblos vecinos, porque esa eminencia del terreno a las afueras de su caserío a mí siempre se me figuró deberse a la mano humana, más que a la obra de la naturaleza, como si escondiera algo siniestro, tal vez un gran altar prehistórico en el que se perpetraran sacrificios humanos y cuyo oprobio hubieran ocultado seres civilizados llegados más tarde. Devaneos de una mente sobrexcitada por cualquiera de las aventuras de Indiana Jones.
Pero si nos dejamos de películas y damos un paseo por el camino de Carrecastrillo, al llegar a la altura de este otero, nos encontramos en sus faldas con un yacimiento arqueológico en proceso de excavación. Tanto al noroeste y noreste como al suroeste (en este emplazamiento es donde se adivinan más restos) se encuentran los yacimientos de lo que, al parecer, fue asentamiento de una colonia judía expulsada de Castrojeriz en el año 1035 y que permaneció en el lugar hasta 1311, según reza el panel explicativo.
El peculiar perfil de la "mesa" que corona la mota de Castrillo. |
Suponemos que los restos que por allí se vayan encontrando serán uno de los contenidos del futuro museo que se está levantando junto al atrio de la iglesia, en la plaza de Antonio de Cabezón, y que estará dedicado a la cultura sefardí de la zona. Es un edificio de notables dimensiones que compromete un poco, a mi modesto entender, la perspectiva de la interesante iglesia de la localidad. En cualquier caso, la propia existencia de este museo, su objeto y sus dimensiones son, en sí mismo y sin duda alguna, todo un hito a nivel comarcal.
Cartel informativo in situ sobre el yacimiento y los modestos hallazgos encontrados, de momento, en él. |
Volviendo a la “mota”, hace unos años se consumó el cambio de nombre del pueblo, que, en estos tiempos de tanta corrección política, resultaba un poco estridente y proclive a macabras imaginaciones: Castrillo Matajudíos. Hoy, según algunos, en honor a esa mota y a la modesta aljama judía que se levantaba a su amparo, la localidad recibe el nombre de Castrillo Mota de Judíos. Está claro que, con independencia del verdadero origen del topónimo, las varias olas antisemitas que cruzaron nuestra historia en distintas épocas recibieron con complacencia la antigua denominación.
En un referéndum convocado para dirimir el asunto, veintinueve voluntades a favor del cambio del nombre se sobrepusieron a otras diecinueve en contra (a lo que se ve, la voluntad de cambio no fue tan mayoritaria como se podría pensar). En recuerdo de esta memorable decisión, en el lugar arqueológico, se ha levantado una inscripción adosada a un monolito de piedra de páramo, con la siguiente leyenda:
Monolito conmemorativo del cambio de nombre. |
De esta forma, los vecinos del pueblo recuperan con orgullo la herencia de sus antepasados legándola a las generaciones venideras.
Este acto tuvo lugar siendo alcalde de Castrillo Mota de Judíos D. Lorenzo Rodríguez Pérez y Presidente de la Federación de las Comunidades Judías de España D. Isaac Querub Caro".