domingo, 23 de agosto de 2020

Itero del Castillo

Ábside y torre de la iglesia de Itero, de buena fábrica
 y elegante perfil (2005)

Para un niño de PDP, Itero del Castillo era algo así como lo más próximo del más allá. En aquellos días la comunicación entre nuestros dos pueblos la facilitaba un camino agrícola que atravesaba los majuelos. No había que aventurarse a los riesgos de una carretera para llegar a otro pueblo, lo que sólo nos pasaba con Itero.

Luego, cuando se nos empezó, poco a poco, a dejar salir a las fiestas de los pueblos comarcanos, Itero era de los destinos más fáciles de conseguir, por lo próximo y seguro.

Más tarde hemos ido mil veces, ya asfaltado aquel camino, porque resulta un paseo muy grato entre la paz de los campos. A veces nos quedamos en la Fuente del piojo, hollando ya la sagrada ruta jacobea, donde se reponen los peregrinos de la sorpresa de Mostelares y, otras veces, nos da por bajar hasta el magnífico puente de alcurnia medieval que salva el río Pisuerga. A nuestro lado del río se asentaba Ponte Fitero, del que poco más queda que la restaurada ermita de San Nicolás, donde leí en algún sitio que trajeron a enterrar desde tierra infiel a uno de los revoltosos Laras que tan convulsa hicieron la minoría de edad de Alfonso VIII de Castilla. Una cofradía jacobea italiana consiguió hacer de las ruinas el acogedor albergue de peregrinos que se ubica junto al puente.

El caserío típico de un pequeño pueblo de Castilla, sometido a la vigilancia de su viejo torreón (2005)

La historia de Itero se resume en la etimología de su topónimo. Era el hito que separaba Castilla de León, aunque nada haya quedado de la f- inical del fitum latino. Pero la piedra fue más sólida que la letra y aún se sostiene, felizmente restaurada, la sobria torre que redondea el topónimo.

De su iglesia, de planta basilical, me gusta la torre, de elegante perfil herreriano, que es la airosa réplica religiosa al aire marcial del castillo en el skyline que se dibuja llegando desde PDP. Unas modestas bodegas horadan el altozano sobre el que se eleva el templo, que mantiene la sólida cerca del atrio.

El día del apóstol Santiago Itero celebra sus fiestas patronales, y para nosotros suponía, de chavales, el arranque oficial de aquellos intensos meses de agosto en que casi no daba tiempo a vivir.

Gerardo Manrique