No es precisamente la discreción o la belleza las que adornan la segunda fuente urbana de PDP (si concedemos el honor de ser la primera a la que completa el conjunto de la espiga de Caín), frente al Teleclub. Fue achaque de los años setenta y primeros ochenta el de una modernidad un tanto cursi y un atolondrado desprecio por lo antiguo que se llevó muchas cosas consigo. Entre ellas, la antigua fuente con sus caños y el pilón, al que ya se ha rendido tributo por aquí en algún momento.
Pero nuestro reportero gráfico favorito vive en el presente, y nos trae testimonios de lo que existe, no de lo que fue. Incluso, ¡quién sabe!, la moda, tan tornadiza, nos haga estimar en algo este elemento de nuestro mobiliario urbano.
Fotografía: Víctor Manrique
Texto: Gerardo Manrique.
Texto: Gerardo Manrique.
