Por Jesús Borro Fernández
La foto que se muestra nos la han facilitado Tino y Jesús Escribano. Podemos datarla alrededor de 1926, como explicaremos más tarde, y es un fiel reflejo de la disparidad de las clases sociales en esa época. Os animamos a que busquéis en vuestros álbumes familiares para identificar a todos los niños que sea posible.
En ella vemos a algún niño ya quemado por el sol (arriba a la izquierda), que podría estar trabajando ya como pastor, otros con el pecho hinchado (debajo a la izquierda) probablemente por bocio, otro con los humildes zapatos claveteados; algunos con bata y otros bien vestidos, con camisa blanca y chaqueta. Sus caras no son de niños traviesos, todos están serios, como temiendo que fuera a pasar algo, no eran tiempos fáciles, aunque aún pasarían diez años antes de que estallara la guerra, que la mayoría de ellos viviría en primera persona.
El otro protagonista es el maestro, que posa junto a la única niña del retrato, que podría ser su hija. El maestro es don Quirós Díez del Amo, que llegó a Pedrosa en 1926, el mismo año que don Alberto, por lo que podríamos aventurar que el fotógrafo quiso inmortalizar a ambos en su primer año en el pueblo. Don Quirós llegó a Pedrosa desde la Escuela de Caldueño, en Llanes, ocupando el puesto de maestro hasta 1933, en que solicitó su traslado a Ribadesella, en una fecha complicada, pues solo un año más tarde estallaría la llamada Revolución de Asturias. Finalmente le encontramos en 1941 separado del servicio por las autoridades franquistas.