martes, 7 de junio de 2022

Hormiguero infantil

Por Jesús Borro Fernández 

La foto que se muestra nos la han facilitado Tino y Jesús Escribano. Podemos datarla alrededor de 1926, como explicaremos más tarde, y es un fiel reflejo de la disparidad de las clases sociales en esa época. Os animamos a que busquéis en vuestros álbumes familiares para identificar a todos los niños que sea posible.

En ella vemos a algún niño ya quemado por el sol (arriba a la izquierda), que podría estar trabajando ya como pastor, otros con el pecho hinchado (debajo a la izquierda) probablemente por bocio, otro con los humildes zapatos claveteados; algunos con bata y otros bien vestidos, con camisa blanca y chaqueta. Sus caras no son de niños traviesos, todos están serios, como temiendo que fuera a pasar algo, no eran tiempos fáciles, aunque aún pasarían diez años antes de que estallara la guerra, que la mayoría de ellos viviría en primera persona.

Las dos figuras centrales, junto a la bandera, son el cura y el maestro, gracias a que Tino nos ha suministrado sus nombres, hemos podido seguir sus trayectorias, bastante diferentes en cada caso. El cura es don Alberto Ortega Gonzalo, y sabemos que se le dedicó un homenaje en 1961 por llevar 35 años ejerciendo su ministerio en Pedrosa, por tanto éste comenzó en 1926. En la nota en el Diario de Burgos incluso aparece una foto suya, ya un poco más mayor, claro, indicando que aquel año ya andaba muy mal de salud. Fue agasajado aquel día en el local de Acción Católica (la capilla), proyectándose en su honor la película «La espera».

El otro protagonista es el maestro, que posa junto a la única niña del retrato, que podría ser su hija. El maestro es don Quirós Díez del Amo, que llegó a Pedrosa en 1926, el mismo año que don Alberto, por lo que podríamos aventurar que el fotógrafo quiso inmortalizar a ambos en su primer año en el pueblo. Don Quirós llegó a Pedrosa desde la Escuela de Caldueño, en Llanes, ocupando el puesto de maestro hasta 1933, en que solicitó su traslado a Ribadesella, en una fecha complicada, pues solo un año más tarde estallaría la llamada Revolución de Asturias. Finalmente le encontramos en 1941 separado del servicio por las autoridades franquistas.

En una nota en el Diario de Burgos de 1929, encontramos su firma en el balance de la mutualidad escolar denominada «Hormiguero Infantil» (¿es posible poner un nombre más bonito a una asociación de niños?); en la nota se especifica el funcionamiento de la mutualidad, uno de cuyos fines era socorrer a los mutualistas por enfermedad, incluso por fallecimiento (uno de los niños debió fallecer, siendo socorrido con 20 pesetas para gastos del funeral). Resulta enternecedor leer los proyectos previstos para los pequeños socios:

1º.- Adquirir por suscripción en diversos años una Biblioteca con las mejores obras literarias y de utilidad práctica en la vida.
2º.- Crear premios para los mutualistas que más se distingan en el ahorro.
3º.- Adquisición de un aparato de proyecciones para la enseñanza intuitiva.