El Teleclub es el lugar de socialización por excelencia en PDP. Su nombre no deja de sonar a cosa remota, de aquellos tiempos en que ver la televisión era un acontecimiento y la palabra "club" tenía un cierto aire de modernidad. Hoy en día la idea de un "club para ver la tele" parece algo chistoso. El caso es que en los años cincuenta y sesenta se extendieron por doquier, y aún queda por ahí alguno que conserva su nombre.
En realidad un teleclub era mucho más que un bar, pues su principal función era la de centro de dinamización cultural. Por eso nuestro teleclub estaba dotado de salón de actos (con cabina de proyección) y biblioteca, además del espacio para bar.
Nuestro moderno teleclub sustituyó al conocido como "Teleclub viejo", en la plaza de la iglesia, reconvertido hoy en capilla para albergar los actos religiosos durante los meses fríos del año, al estar dotado de un sistema de calefacción. A mí no se me olvidará nunca la imagen de Sansón rompiendo las columnas del templo proyectada en la pantalla de aquel viejo teleclub, abarrotado (los adultos en sus sillas y los niños tirados en el suelo casi al lado de la pantalla) para ver la película.
Son tantos los recuerdos asociados a los dos teleclubes de PDP, que casi es mejor dejarlo aquí, en la foto de Víctor, que recoge toda su fachada y la moderna fuente con la Espiga de Caín.