Por Florentino Escribano Ruiz, publicado en Regañon, número 58, primavera de 2006.
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¿Qué te gustaría que hubiera en el pueblo?
Mucha más juventud que la que hay. Más ganas de hacer cosas y cooperar todos mucho más, cada uno según sus posibilidades, pero todos podemos hacer algo por el bien del pueblo. Pero, aún así, yo creo que el problema más gordo no es la falta de juventud, sino la falta de ilusión y la falta de ayudas de los políticos de turno, sea cual sea su partido. A los pueblos pequeños nos tienen abandonados y como nos pilla ya mayores, no tenemos fuerzas para protestar. Eso lo saben y por eso nos marginan. La pensión que recibimos es escasa, debería haber más justicia.
¿Tienen los pueblos futuro para los jubilados?
Lo veo muy oscuro. No hay relevos porque no hay trabajo para los jóvenes. En verano y fines de semana, se nota que hay vida, pero el resto de los días esto está vacío. Ahora algunos jubilados que han vivido en las ciudades se vuelven a los pueblos. Tienen casas muy confortables y se vive serenamente y con más salud que en las ciudades grandes. Puede ser una salida.
¿Qué se te ocurre para mejorar el pueblo?
El pueblo ahora está muy bien. Una pena que falta lo principal, que es la gente. Se han hecho muchas mejoras en la pavimentación, en el alumbrado; dicen que lo paga la Diputación y, sin embargo, nos ha subido mucho la contribución y eso nos duele. Yo pienso que al pueblo hay que darle vida y que falta un centro con un comedor. Habría que buscar fórmulas para atraer a otros cultivos. También hay que hacer ofertas recreativas, explotar más las bodegas para pinchos, comidas, meriendas de empresas, pensiones para pernoctar unos días, casas rurales. Todo lo que se haga es poco, pero hay que tener ilusión y de eso falta mucho, como ya he dicho antes.
Lo más importante es que haya buena convivencia y armonía entre todos los del pueblo. Se vive donde se vive, no donde se duerme, pues vivir es vivir y no dormir. No hay que hacer caso de los años sino de las ilusiones que empujan hacia el futuro. El pasado ya se ha quedado atrás. Lo que importa es el futuro.
¿Qué haces para tener este buen humor?
Pues tomarme la vida con serenidad. Por ejemplo, una de las cosas que valoro de los pueblos es el poder disponer de una bodega. Para mí la bodega es como un relax. No voy a ella para beber, sino para distraerme un rato y compartir con otras personas en un amigable diálogo, pero de conversaciones que no ofendan a nadie. Hay que evitar broncas y discusiones de un bando o de otro. Allí se va a disfrutar y no a amargarse la vida.
Lo primero que hay que hacer allí es comer algo, después echar un trago y después cantar, cuando nos parecemos al cisne que cantando se murió feliz, aunque sea en voz baja.
A mí me gusta mucho cantar, tanto yo solo como en la coral que tenemos con otros pueblos. También me gusta escuchar música de otras corales y de las jotas castellanas. Poner una nota de alegría es lo mejor para mantener las ilusiones.
¿Quieres añadir algo más para los lectores de Regañón?
Pues que lo principal es querer trabajar desinteresadamente por el bien de nuestros pueblos. A medida que nos hacemos mayores tenemos la necesidad de movernos y de estar ocupados, hacer más cosas, estar entretenidos. Los médicos siempre han dicho que es bueno para nuestra edad poca cama, poco plato y mucho zapato. hay que andar mucho, tener inquietudes, seguir con actividades que entretengan y hagan algo bueno para los demás. Es una satisfacción muy grande para uno mismo y es un beneficio para el bien del pueblo.
Epílogo
Dejo a Román, Pepa y Emilio convencido, una vez más, de que las personas mayores son lo mejor de nuestros pueblos. Os doy las gracias a vosotros, a la Junta Directiva y a todas las asociaciones de jubilados de nuestros pueblos. Necesitamos personas que defiendan a las familias que se quedan en los pueblos, pues ellas mantienen viva la esperanza de un futuro mejor en nuestros pueblos. Nuestros políticos deberían tomar nota de ello y fijarse más en la calidad de las personas y de los ambientes que en el número de votos que consiguen en las grandes poblaciones.
Las asociaciones de jubilados cumplen un papel importantísimo. hay que hacer todo lo posible para dotar a los pueblos de todo lo necesario, como hay en las capitales: medicina preventiva, alimentación adecuada, armonía psicológica, ofrecer recursos sociales, ayudas y servicios para el jubilado, junto a unos medios de comunicación vial que permitan la movilidad por la comarca y llegar con rapidez a los centros de salud.
Prepararse ya ahora para vivir la jubilación con dignidad y equilibrio, es una tarea que hay que aprender, incluso antes de que llegue la jubilación.
Por eso, las asociaciones de jubilados tienen mucho que ofertar promoviendo el futuro mejor de nuestros pueblos, donde las personas puedan vivir en sus casas confortables, arraigadas a su entorno, con todos los derechos sociales y en un equilibrio que otros lo quisieran para sí.
Todos, sea como sea, podemos tomar conciencia de esta edad, en plan positivo, como posibilidad de realizar lo que siempre has soñado, pero que no has podido hacer por los aprietos de la vida de otros tiempos. Ahora puedes. ¡Vívelo a tope y haz que otros también lo disfruten!