viernes, 8 de diciembre de 2023

Las averiguaciones de Andrés Rastrilla


Presentación

El día 31 de agosto de 2022 se cerraba la breve trayectoria de este blog con un mensaje de despedida. Aunque no fuimos capaces de cumplir con sus propósitos fundacionales, sí sirvió para reunir, de manera más o menos ordenada, algunos materiales relativos a Pedrosa que pudimos ir recogiendo de donde los íbamos encontrando. Y aquí se han quedado, como atropados en un polvoriento almacén, para satisfacer la aburrida curiosidad de quien se pueda aventurar por estas páginas en una desapacible tarde de lluvia y viento frío.

Pues bien, no se nos ha ocurrido un lugar mejor para alojar un cachivache más. Se trata, esta vez, de una novela, que lleva por título Las averiguaciones de Andrés Rastrilla y que cumple con el requisito esencial para encontrar acomodo en este cuarto de los trastos viejos, que es el de guardar alguna relación con Pedrosa. 

Y esa condición la satisface de sobra, pues nuestro pueblo no sólo es el escenario de buena parte de su trama, sino que viene a ser el protagonista colectivo de toda la novela, que rinde homenaje, hasta donde lo ha permitido la limitada inspiración de su autor y desde su particular punto de vista, a tantas cosas vividas y soñadas en este diminuto rincón del universo. 

Aprovechando la dinámica propia de un blog, que es la de aportar información en entradas sucesivas, el texto se irá presentando capítulo por capítulo, al uso de los folletines decimonónicos, con la precisa regularidad que permite esta herramienta informática. Un “continuará…” que, si el lector es constante, lo llevará de la mano hasta el último capítulo. En el apartado del blog que lleva como título “También en la estantería”, hemos colocado un epígrafe desde el que se accede a esta presentación y al índice (que permitirá un acceso rápido y directo a cada uno de los capítulos). 

Por lo demás, el argumento de la novela pretende ser (ya veremos con cuánta fortuna) una intrigante trama detectivesca desencadenada a partir de la aparición del cadáver de un anciano en el páramo de Pedrosa. A lo largo de sus páginas se entreveran sucesos y personajes reales con otros ficticios, producto exclusivo de la imaginación. Y, aunque los sucesos discurren más o menos durante medio año, lo que allí se cuenta está inspirado en casi toda una vida, y aparece combinado de manera libre y caprichosa, sin ninguna disciplina cronológica. Por eso, tanto los personajes que aparecen con su propio nombre, como los que asumen una identidad ficticia, en realidad son todos ellos un producto literario y así deben ser entendidos. Ese intercambio entre lo real e imaginario no deja de ser un recurso novelesco más para tratar de atrapar la siempre huidiza atención del lector.

Lo dicho es aplicable, en primer lugar, a mi querido y admirado Andrés, que da título a la novela y con quien tantas horas de vuelo hemos compartido entre las nubes de la fantasía. Su peculiar proceder por este mundo, tan ajeno a las ataduras convencionales, su espíritu libre y ensoñador, su suave ironía, sus tercos afanes poéticos, todo, en fin, lo han entronizado como el inevitable protagonista del relato.  

De sobra está decir con cuánto cariño y cuánta nostalgia han sido escritas estas páginas, y que nadie debería sentirse molesto si alguna alusión, referencia u omisión no son de su agrado. Nada puede haber más lejano a la intención del autor que provocar algún sentimiento de ese tipo, y desde aquí nos apresuramos a pedir disculpas si la impericia de un neófito en estas artes o su torpe manejo de la ironía pudieran incomodar a alguien. 

Sin otras pretensiones que las de brindar una lectura fácil y amena, provocar alguna sonrisa de vez en cuando o despertar alguna añoranza por tiempos que ya no volverán, aquí se abandonan a tu benevolente juicio y parecer, estimado lector, Las averiguaciones de Andrés Rastrilla. ¡Ojalá disfrutes con su lectura al menos una pequeña parte de todo lo que yo he disfrutado al discurrirlas!

Gerardo Manrique


Capítulo I: Dicen que hay un muerto en el páramo