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Extracto de El Diario de Burgos del día 25 de junio de 1971 |
El primer testimonio periodístico del Teleclub, en la etapa del "Teleclub viejo", se refiere a un certamen nacional a cuya final llegó nuestro teleclub y, por lo que se deriva de la crónica periodística, a punto estuvo de ganar. De hecho, por lo que se cuenta, perdimos la final "en los penaltis", y no se pudo conseguir el premio del tractor John Deere que se llevaba el ganador. Este acontecimiento lo comenta Don Antonio en su artículo de la siguiente manera:
Tuve el privilegio de representar al pueblo en Televisión Española, por aquel programa de Historias de Pepe "El que escucha aprende" y salir coganador y premiado con una empacadora John Deere, en la fase final televisada el 20 de junio de 1971, motivo por el cual nos desplazamos muchos vecinos a Madrid.
En todo caso, el hecho pone de manifiesto la pujanza del Teleclub ya desde su arranque, lo que hizo que, poco a poco, fuera muy considerado y se ganara la categoría de Teleclub piloto.
[Transcripción de la noticia aparecida en El Diario de Burgos, 25 de junio de 1971]
Por Maximiano Escribano Escribano (Cronista de la "Mesa de Burgos")
Era inmensa la expectación existente tanto entre todos los componentes del Teleclub como de la propia villa entera de Pedrosa. Diríase que el acontecimiento era de los llamados de primera magnitud; tanto, que la fecha X, no por ignorada menos deseada, estaba latente en todas las mentes de cada uno de los habitantes de nuestro principesco pueblo.
Llegó al fin el deseado día y, tras dilatadas horas de estudio, de preparación y de no menos grado de enseñanza esperanzadora, la Junta directiva del teleclub campeón número uno entre los doce finalistas de nuestros desvelos, se lanzó a preparar el famoso viaje expedicionario que le llevaría al Palacio de Congresos y Exposiciones del Ministerio de Información y Turisma (sic) en la villa del oso y el madroño.
La contienda era finalista y por ello la emoción de todos los Teleclubs contendientes era superior a la capacidad de sus fuerzas, ya que las autoridades, directivos y teleclubistas asistentes formaban verdaderas masas que corrían parejas en el ansia de que su Teleclub fuera el ganador. Llegada pues la hora señalada para la actuación, con los nervios puestos de punta, ya que pese al gran valor del premio que se llevaría el campeón -un hermoso tractor último modelo de la firma John Deere-, sería de más valor el fuero que el huevo, se procedió al reparto del temario que habría de ser contestado por los doce teleclubs finalistas, entre los que se encontraba nuestro paladín burgalés, y, he aquí que terminado el plazo dado para ello y recogidas las contestaciones, el número uno de los contendientes finalistas Teleclub 3.946, sale triunfante de la prueba contestando positivamente a las cinco preguntas, siendo acogido con una gran ovación, que se fue extendiendo para cada uno de los resultados de los concursantes.
Aquí hemos de lamentar que, con ocasión de producirse el empate entre cinco de los actuantes, en vez de resolverse el mismo en la propia forma eliminatoria, que hubiera sido cuestión de quince minutos más como máximo, se decidiera por el vulgar sorteo para una final de tanta trascendencia y emoción para los Teleclubs actuante (sic) empatados a puntos, con lo cual se dio al traste con el amor propio, el ansia de superación de que iban asistidos y la fe hermanada con la esperanza que quedaron rotas por el imperio del azar que a nadie satisface fuera del afortunado, mientras que la lícita competencia es imparcial y justa cuando como en esta eliminatoria era igual para todos.
Finalmente en este caso adoptado debiérase haber dado un premio de compensación o accésit a los no afortunados en el desempate como suele ser corriente en casos análogos.
Por lo demás, todo resultó muy bien con las actuaciones de Ismael, los grupos folklóricos de la Casa de Aragón y las danzas de Zamora que repitieron y deleitaron a los millares de concurrentes.
A continuación, en autocares y turismos se trasladaron a la pista de exhibiciones de la Casa de Campo de la Feria Internacional, donde una excepcional exposición y desfile de maquinaria de toda clase, para llevar a cabo toda clase de operaciones de cultivo, siembra y recolectoras, presentados por la Casa patrocinadora John Deere, S.A., siendo favorablemente comentados los adelantos modernos introducidos en ellas.
Como colofón, en el recinto de la Feria fue servida una comida de hermandad que fue del agrado general de todos, saliendo a las cinco de la tarde para los distintos puntos o lugares de diversión o esparcimiento, hasta las últimas horas de la tarde que saldría (sic) todos para sus puntos de procedencia a la espera de lograr una coyuntura análoga con mejor suerte para todos y especialmente -porque lo merece- para Pedrosa del Príncipe y Burgos.