sábado, 7 de mayo de 2022

Pedrosa del Príncipe, un agosto con chispa y ritmo

Por Florentino Escribano Ruiz, publicado en el número 68 de Regañón, verano de 2011


Introducción

Hay chispa y ritmo en el mes de agosto en Pedrosa del Príncipe. Dicen que los pueblos de Castilla vienen a menos. Esto puede ser verdad si los comparamos con lo que fueron en otras épocas no muy lejanas. Pero también es verdad que, poco a poco, nuestros pueblos van adquiriendo otra identidad, otra fisonomía, que les hace ejercer su mejor función como pueblos, aunque sea de otra manera diferente a la que en otras épocas, donde estaban obligados a ser como siempre fueron, debido, entre otras cosas, al inmovilismo ya las duras y largas faenas del campo.

Hoy ha cambiado la manera de ser agricultor y con ello también hay otras ofertas para vivir en los pueblos. Ahora vienen a nuestros pueblos otras personas que ni siquiera nacieron aquí. Hay otros visitantes a los que se unen los hijos de aquellos hijos de nuestros abuelos agricultores. Ellos tienen otros oficios, otros estudios, otras inquietudes; han viajado por otras tierras, hablan idiomas extranjeros, conocen las nuevas tecnologías y nos traen otras formas de vida. Todo confluye en la aportación de un nuevo pensamiento que ayuda a los habitantes de los pueblos a salir de sus añoranzas del pasado o del letargo de la inmovilidad en las que muchas personas por un romanticismo trasnochado, o por despreocupación o por otros intereses, desearían paralizarlos ahí para siempre. 

Nuestros pueblos de la comarca, en agosto, están muy vivos; tienen chispa y se expresa en las muchas señales de vitalidad concentradas en un mes, gracias al tesón de los que luchan cada día para que el pueblo pueda tener energía en verano.

Pedrosa del Príncipe, en agosto, es un pueblo vivo y tiene ritmo. Se lo dan los veraneantes que vienen en busca del fresquito agradable, que es como llenar la despensa de la salud para afrontar el duro y frío invierno.

El pueblo está vivo en las bellas fachadas recientemente restauradas, renovadas o pintadas, que dan un toque de elegancia y esplendor a cada calle del pueblo. 

El pueblo está vivo porque este año hay una casa más, recién construida y estrenada, que acoge a la joven familia de Olma y Carlos, felices por ver un sueño cumplido que con tanta ilusión y esfuerzo han trabajado. 

El pueblo está vivo porque se añade otra casa para otra joven pareja del pueblo que construye su nueva casa, hacia el el puente, combinando el ladrillo y la piedra antigua colocada con la maestría de una empresa constructora de Santoyo que sabe poner un detalle artístico para conjuntarla con la belleza del entorno. 

Pedrosa del Príncipe se crece en verano y como todo pueblo pequeño de esta Castilla ancestral, se resiste a sucumbir en la soledad y el olvido, no sólo porque las casas y las calles están cada día más limpias, confortables, iluminadas y bonitas, sino porque sus gentes de siempre, los adultos y ancianos, se ven animados por los acontecimientos que en este mes de agosto se suceden uno tras otros en una sana convivencia y con un ritmo alegre y constante. De algunos de ellos les hablo a continuación en este artículo destacando cuatro destellos:

1.- Chispa y ritmo en la fiesta de la juventud y de los niños

Los jóvenes y los niños hacen que el bullicio camine por las calles. Ellos organizan las fiestas juveniles de agosto, apelando, este año, al "Orgullo raposo". Así han denominado, utilizando el mote con el que cariñosamente nos llaman, desde muy antiguo, al conjunto de habitantes que tenemos algo que ver con el pueblo de Pedrosa del Príncipe. 

El raposo o zorro, que da lo mismo, es una seña de identidad que define al pedroseño con las características del raposo como animal admirado por su astucia, la gallardía, el acecho o la vigilancia, al estar despierto y el ser huidizo cuando el peligro o la inseguridad asoma... Imagino que por ahí irá lo del "orgullo raposo", alentado por los jóvenes en la fiesta de este año, y que nada tendrá que ver este orgullo con la otra cara del raposo, más reprochable, cuando se transforma en el terror de los gallineros, o cuando se cuela el zorro en tu casa haciendo desastres, o cuando se triunfa por ser un zorreras con al gente, o cuando en femenino significa degradación de la mujer. Sea como fuere la intención de nuestros jóvenes, yo me quedo con las características más positivas y que viva el orgullo raposo de nuestros jóvenes y niños del pueblo, ya que en su programa de festejos nos han demostrado las mejores cualidades del mejor "orgullo raposo".

El jueves, cinco de agosto, las peñas se reunieron en las bodegas para cenar y "matar" a la camiseta del año pasado y así dar paso a la nueva camiseta del color verde, con el lema del "orgullo raposo", que inauguraba las nuevas fiestas del verano. El viernes por la mañana, dianas, pasacalles, cánticos y gritos despertaron al personal con alegría, invitando al desayuno y a un rally humorístico de disfraces con la final de las competiciones deportivas.

Una misa en la ermita de la virgen de la Olma, acompañados de muchos vecinos y familias del pueblo, con sus niños, nos indicó que es mediodía y hay que concentrarse un poco para que el espíritu pueda con todos esos otros orgullos que no están dirigidos hacia el bien común ni hacia los grandes ideales.

Los jóvenes presentaron unos dones indicando sus buenos sentimientos y proyectos. El cura les invitó a trabajar para adquirir una personalidad propia con un espíritu crítico y a recorrer nuevos caminos en busca del sentido profundo de la vida que no está reñido ni con la diversión ni con la tecnología, pero hay que encontrar ese toque nuevo que da un sabor nuevo a la existencia, que es tarea de cada uno y que no se compra ni se vende por ahí. 

Siguió el día con una paellada gigante donde se convive comiendo juntos en sana armonía entre todos los vecinos. El parque infantil con los castillos hinchables hacen las delicias de los más pequeños que con sus padres y abuelos acuden a la cita. Las carreras de carretillas con el agua en la mano mojando a todo el que se pone por delante y la esperada fiesta de la espuma hacen de la tarde una cadena de acontecimientos llenos de alegría y vitalidad con una chispa y ritmo sin tregua. 

Llegó la noche y con la proclamación del rey y la reina de la fiesta empezó una verbena de bailes y de ritmos para todos. Un chocolate a las dos de la madrugada asienta los estómagos vacíos y calentó un poquito los primeros momentos de frescor de una noche de rocío. 

El sábado por la mañana hay que dormir y descansar, pues por la tarde y la noche de nuevo hay que presentarse para los juegos populares de la tuta, la rana y los bolos. 

La entrega de premios y la movida de los bailes y de los ritmos del disco-móvil a todo tren, puso fin a unas fiestas juveniles de otro verano que habrá cumplido el objetivo que los jóvenes escribieron en el programa de fiestas y que recoge unos versos de Mario Benedetti alentando a defender la alegría en el mejor concepto humanizador, añadiendo también una reflexión que dice así: "Apreciar lo que tenemos es por lo menos la mitad del verdadero sendero de la vida". ¡Gracias, jóvenes, por vuestra sinceridad y por vuestra chispa y vuestro ritmo con las que contribuís a dar vitalidad a nuestro pueblo!

2.- La chispa en la Virgen de agosto

Consta de dos actos. El primero, por iniciativa de la gente, consiste en acudir a la ermita de la Virgen de la Olma y tras la celebración de una Misa, se baja la imagen en procesión hasta la iglesia, donde permanecerá custodiada hasta el día siguiente.

Este año se ha destacado la participación del pueblo añadiendo un toque de identidad personalizada según las edades, las profesiones y los gustos. Así lo hicieron los niños y jóvenes acompañando la bajada de la Virgen con sus camisetas de la fiesta y sus bicicletas decoradas con pancartas de ánimo y con cintas, globos y adornos de colores.

Emotivo fue el momento de la entrada de la iglesia, cuando los niños hicieron con sus bicicletas un pasillo a la imagen de la Virgen, mientras expresaban con una aplauso su alegría. Algunas señoras iban engalanadas con sus velos bordados, mantillas o mantones de Manila... solamente faltaron los hombres, que no se atrevieron a ponerse atado un pañuelo al cuello y el sombrero de paja para recordar los tiempos de las duras faenas del campo. El resultado fue satisfactorio y me han dicho que para el año que viene se van a animar muchas más personas que superará lo de este año. 

El segundo acto de esta fiesta, se tiene el día 15 y lo ameniza el ayuntamiento. Todo comienza con un pasacalles donde la banda de música de Lerma recorre las calles del pueblo engalanadas con la bandera local, dando una solemnidad indescriptible. Continúa la actuación con un concierto en la plaza de la iglesia, alternando la belleza de las piezas de la banda de música con un grupo de danzas castellanas que nos ofrecen con gran arte y esmero un ramillete de jotas envueltas en los colores de los trajes regionales, maravillosamente adaptados a los jóvenes danzantes, que continúan bailando en la procesión desde la iglesia a la ermita, donde de nuevo será depositada la imagen de la Virgen de la Olma. 

Las mujeres de todas las edades se turnan en llevar a hombros la imagen de la Virgen. El cura, que estrena capa pluvial que ha regalado una familia del pueblo, se le ve radiante contagiado por la entrañable y sincera alegría de este acontecimiento que une a todo el pueblo y al que acuden aquellos paisanos que tuvieron que emigran a otras tierras. Las autoridades civiles, con el alcalde a la cabeza, se mezclan entre el pueblo, donde lo religioso y lo civil están en perfecto equilibrio y armonía. La ermita está llena, a rebosar. La emoción y el silencio se palpan en el ambiente. Muchas oraciones silenciosas se elevan a lo alto para dar gracias o pedir ayudas o, sencillamente, para recordar con emoción a los familiares difuntos que descansan al lado de la ermita, en el cementerio. El grupo de dulzaineros interpreta durante la Misa una melodía con una sensibilidad religiosa que atrapa los corazones mientras el grupo de danzas expresa con admirable maestría los sentimientos de fe más sublimes y arraigados en las personas del pueblo. La salve final a la Virgen, cantada por todos, pone el broche de oro a una ceremonia que por más veces que se repite cada año, siempre tiene la novedad de la vida que por cada uno trascurre. 

A la salida de la ermita se desbordan los gestos de alegría por el encuentro, manifestándolos con saludos, abrazos y las sorpresas de quienes no se ven desde hace mucho tiempo, deseándose lo mejor y que nos veamos al año que viene. Enhorabuena al ayuntamiento y a todos los residentes del pueblo, que ponen todo su esmero en hacer de este día un magnífico acontecimiento. 

3.- La chispa de las exposiciones en la sala del ayuntamiento

Ilusión, trabajo, esmero, paciencia, arte, profesionalidad, dominio de la técnica, agrado, simpatía, finura, sencillez, deseos de hacer felices a los demás... Todo esto y mucho más he observado en la sala de exposiciones del ayuntamiento de Pedrosa del Príncipe, tanto en los cuadros de las pinturas artísticas en relieve hechos por Carmen Valladares, mujer de Chechu, un descendiente del pueblo, como en la colección de marquetería para relojes y otros objetos de artesanía realizados por el pedroseño Santiago Fernández, "Santi", hijo de Porfirio el albañil y de Cari, que con la maestría de un artista y la paciencia de un apasionado, utilizando un pequeño hilo de sierra, es capaz de emocionar viendo esas maderas caladas con tanta finura y esmero. Enhorabuena a los dos por vuestra obra artística tan maravillosa y, sobre todo, por hacernos disfrutar de algo que ofrecéis con sencillez y con el cariño de los que sale de dentro. Aceptad el reconocimiento y gratitud de todos los vecinos del pueblo. Para el año que viene se animarán otros artistas que nos desvelarán la chispa y el ritmo de su arte. 

4.- La chispa del encuentro entre dos pueblos hermanados

Termina el mes de agosto con la chispa que enciende la visita de confraternización entre los pueblos de Villamayor de los Montes y Pedrosa del Príncipe. Ya no es novedad, sino la continuidad de algo que empezó y se está consolidando en el tiempo. Ambos pueblos se invitan mutuamente. Los de Pedrosa ya estuvieron en el mes de julio en Villamayor. 

Ahora nos toca acogerlos con todos los honores y parabienes: recepción oficial del ayuntamiento a la comitiva de Villamayor, Misa con la intervención de la coral de Pedrosa, recorrido de aperitivos por las bodegas del Cotorro Quitapenas. La clausura, con la comida de hermandad y los discursos de rigor, ponían fin a este evento que fortalecerá todavía más la convivencia entre los pueblos. 

Y, todo esto, nunca mejor dicho, pues resulta que los alcaldes de cada pueblo son de diferentes partidos, pero cuando confluyen los ideales se puede caminar juntos y llegar a la misma meta por estilos diferentes; además, si añadimos que los dos alcaldes son hijos de Pedrosa del Príncipe, la cosa se pone más a mano. Tomemos nota para que allí donde estemos, llevemos convivencia, apertura y bienestar a todos.