¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer, y han pasado años...
Septiembre de 1968. Delegación Provincial de Educación Nacional de Burgos. Elección de vacantes de escuelas a proveer definitivamente en la provincia. Eran setenta: Arija, Espinosa de los Monteros, Regumiel de la Sierra, Poza de la Sal, Peñaranda de Duero, Pedrosa del Príncipe... Me correspondía elegir destino en cuarto lugar. Una voz nombró: ¡López-Sanvicente López, Antonio!... Y, rápidamente, respondí: ¡Pedrosa del Príncipe!
Hasta entonces, mi experiencia profesional había sido corta: algunas clases particulares en Burgos, sustituciones de maestros, alfabetización de soldados de mi quinta, durante la mili, también en Burgos... Y como maestro propietario provisional: dos cursos (1965-1966 y 1966-1967) en El Berrón de Mena, y otro (1967-1968) en Pancorbo.
Recibí el nombramiento de fecha 14 de septiembre de 1968, firmado por el Delegado Provincial, José Ortiz Navacerrada, y al día siguiente me personé en mi nuevo destino: Agrupación Escolar Mixta "Hermanos Escribano García" de Pedrosa del Príncipe. El correspondiente certificado de la diligencia de toma de posesión "...como maestro propietario de la sección de niños..." me fue expedido por Carmen de Simón Ruiz, secretaria accidental de la Junta Municipal de Enseñanza Primaria de Pedrosa del Príncipe, y con el visto bueno del alcalde-presidente, Lázaro Arenas-Álvarez.
Y así comenzó mi tarea vocacional, profesional e ilusionada en esta zona occidental de la provincia de Burgos, de la cual no he salido. Para mí era una comarca casi desconocida. Sólo había estado, por ocasiones festivas, en Pampliega, Villadiego, Melgar de Fernamental..., con mi cuadrilla de amigos de Burgos. Sí, es cierto que en comentarios de un vecino mío de Burgos -en la Llana de Afuera, que había sido militar, y trabajó, en temporadas de la recolección de la remolacha, y se llamaba Alberto Peña- había oído hablar de Pedrosa del Príncipe, y de sus gentes, pero eso no era suficiente.
En un principio estuve hospedado en la casa de Telesforo Toledano y su esposa Irene Peña e hija Manoli, donde recibí un trato exquisito y familiar. Durante casi todos los fines de semana viajaba a mi casa paterna en Burgos, y tenía que tomar el autobús en Castrojeriz, adonde me llevaban don Tomás Pérez Alonso, el médico, o don Clemente González Arnaiz, el secretario, en sus coches, o don Francisco J. Martínez Riaño, el cura, en su moto. Pero el regreso tenía que hacerlo, también en autobús, a Castrojeriz, en la noche de los domingos. Y desde allí, en taxi, con Isaías, hasta Pedrosa; pero, a veces, en noches apetecibles, o por no encontrar libre al taxista, hice el trayecto de los seis kilómetros andando. Y es que los horarios del autobús no estaban conciliados con mi horario laboral.
En la Agrupación Escolar tenía de compañeras a la antes citada Carmen de Simón Ruiz, que era la directora, y otra maestra recién llegada, como yo, Beatriz Escribano Escribano. Fui acogido por ellas con mucho cariño, lo cual, a la larga, propiciaría el buen clima escolar del que disfruté. La matrícula de niños que tuve era numerosa y variada en edades (desde el inicio de la Educación General Básica hasta finalizarla en 8º nivel, con catorce años o más). Pronto, muy pronto, entraron en mi corazón. Trabajé para ellos con ilusionada dedicación durante ocho cursos. Aún recuerdo muchos nombres y figuras: Cesáreo Ruiz Meléndez (el de mayor edad, a quien llamaba cariñosamente "decano"), Ricardo Antolín Ruiz, Camilo Sendino Pedrosa, Macario Sendino Pedrosa, Enrique Calvo Pérez, Víctor García Peña, Eusebio Menéndez Ruiz, José María Arenas Cayuela (q.e.p.d.), Emerenciano Ruiz Miranda, Carlos Arenas Valdivielso, Clemente González Torres, Adolfo Toledano Guerra, Gaspar Toledano Guerra, David Gutiérrez Toledano, José Luis Cortés Miranda, José González Arenas, Santiago Rastrilla Quijano, Arturo González Calvo, Julián Rastrilla Alevia, José Luis Arenas Frías, Isidro Castro Manrique, Lorenzo Castro Manrique, Esteban Salvador Celis Miranda, José Luis Celis Miranda, Miguel Ángel Bastián Escribano, Luis Alonso Ganzo, Felipe Arenas Cayuela, Adolfo Puertas Mínguez, Ángel Lorenzo Manrique Urbaneja, Daniel Escribano Collantes, Jesús Alonso Ganzo, Fermín Calvo, Jorge Arenas, Emiliano Arenas, Silvano González, Miguel Manrique, Antonio Rastrilla, Andrés Rastrilla, Teófilo Rastrilla, Julio Arenas, Demetrio, Emilio, Alejandro, Silverio, Javier, Pepe, Gerardo, (y otros varios a quienes pido disculpas por las omisiones u olvidos en este momento). También recuerdo a Ascen Fernández, Mª Magdalena Antolín, Goyita Arenas, Mª Tere Arenas, Mª Asun Bastián, Mª Jesús Toledano, Piedad Toledano, Mª Belén Escribano, Vitori Arenas, Mercedes Arenas, Nieves Méndez, Socorro Arenas, Aurora González, Mª Candelas Arenas, Yolanda Valdivielso, Genoveva Antolín (q.e.p.d.), Julia Velasco, Amparo Velasco, Eva Arenas, Mª Luisa, Montserrat, Asun, Carmen, Lola, Ana, Rosarito, Alicia, Ángela, Araceli, (y otras varias a quienes pido disculpas por las omisiones u olvidos en este momento)...
La programación de las clases era costosa, dada la variedad de edades y conocimientos, y se basó en tres turnos, secciones o categorías: 1º y 2º de E.G.B.; 3º y 4º de E.G.B.; y los mayores (a algunos de estos les encargaba tiempo de atención a los más pequeños y esto me servía de ayuda y a ellos de estímulo). La disciplina, o el orden en la clase era normal para esas edades, aunque en ocasiones -¡y mucho lo lamento!- perdía la paciencia y se me iba la mano, de lo cual no estoy satisfecho y reitero mil perdones por ello. ¡Era un medio muy habitual en aquellos tiempos, tanto en ambiente familiar como en ambiente escolar!
Tuvo la idea de poner uniforme: una chaqueta azul marino. La propuesta fue bastante bien acogida por las familias, pero pasado un tiempo, fuimos volviendo a lo de casi siempre o normal. También compré unas camisetas de fútbol, verdiblancas, pues inscribí al equipo para unos campeonatos escolares de zona (1969), en que participaron Castrojeriz, Pampliega, Iglesias, Los Balbases, Villasandino, Melgar de Fernamental y nosotros. Los sábados llevábamos al equipo y animadores a esos pueblos entre Clemente, el secretario, y yo (que para entonces ya había comprado un SEAT 600 de segunda mano, en que llegaron a viajar ocho chavales). Ganamos todos los partidos de casa y fuera, con goleadas, menos contra los de Melgar, aunque en el partido celebrado en su campo de El Vivero estuvimos a punto de dar la sorpresa y no merecimos perder. El equipo escolar de Pedrosa era excepcional (y destacaba el gitano Jiménez, de la familia de "Los Canene", que tuvo algún pequeño percance con otra familia gitana de Melgar). También llevamos a cabo encuentros deportivos y de convivencia con los PP. Orionistas de Frómista (dicho colegio, junto al de los PP. Paúles de Tardajos fueron destino escolar para varios de mis alumnos).
Como recuerdos muy notables de actividad extraescolar puedo destacar: las veladas recreativas con recitaciones y escenificaciones cómicas y variadas; la participación en el concurso "España, vista por sus escolares"; la velada de despedida a Doña Carmen de Simón, quien por concurso voluntario de traslado se fue a la capital de la provincia; el Premio Nacional de Educación Física (1969); el premio "Luis María Sobredo", concedido por la Delegación Provincial de la Juventud (octubre 1973) "...por su sobresaliente colaboración durante el pasado curso escolar en las tareas de Educación Político-Social y Cívica y Educación Física"; la participación en un programa cultural de Radio Popular (mayo 1972), con el recordado locutor Paco Lesmes, sobre historia (y así descubrimos la relación de los Hnos. Escribano García, por cuya generosidad lleva nombre la Agrupación Escolar, con el periódico "El Ideal" de Granada y las Escuelas del Ave María del Padre Don Andrés Manjón), tradiciones y actualidad de Pedrosa del Príncipe, con entrevistas, canciones, visita a cuevas cuya entrada estaba cubierta de yeso (por cierto, quiero traer al recuerdo la visita a la ermita de la Virgen de la Olma, donde el amigo Ricardo Blanco, reportero gráfico de la emisora, sacó una fotografía de la talla, que ha llegado a constituir un histórico modelo); las excursiones de más de un día (y destaco la que en junio de 1969 realizamos -25 chicos y 18 chicas, al pueblo madrileño de San Martín de Valdeiglesias, donde estaba mi querido hermano José María (q.e.p.d.), hospedándonos en casas de los escolares de allí); las excursiones de un solo día, como la que hicimos a Santo Domingo de Silos y la Yecla (1972); las jornadas muy sentidas de entierro de padres de alumnos; los cuidados de jardines escolares; los paseos por el entorno, como cuando subimos una gran cruz al "cotorro del aro" y allí la colocamos... y otras muchas actividades que harían muy larga esta evocación.
Tras la marcha de doña Carmen, vino al grupo escolar una joven maestra: Consuelo Rodríguez Manrique, y la Dirección Provincial de Educación me nombró director del grupo escolar en noviembre de 1971.
Durante el curso escolar 1972-1973 y 1973-1974 estudié y conseguí la aptitud en el Cursillo de Especialización del Profesorado de E.G.B. para impartir la Segunda Etapa del Área Filológica: Especialidad fundamental en Francés. Lástima que en Pedrosa del Príncipe no me sirviera tanto como posteriormente en mis otros destinos.
Y con fecha 1-12-75 recibí una carta de la Delegación Provincial de Educación y Ciencia en la que se me comunicaba que por Orden Ministerial 31-12-75 ..."se suprime, para su concentración en el Colegio Nacional de Castrojeriz, la Escuela Unitaria de Niños de Pedrosa del Príncipe de la que es Propietario Definitivo. Le comunico que de interesarle vacante en el citado Colegio Nacional, deberá presentar la correspondiente instancia-solicitud... etc. y de lo contrario participará obligatoriamente en el actual concurso de traslados..." Por ello, antes que tener que desplazarme con mi familia -ya teníamos dos hijos, Cristina y Mario, nacidos en Burgos-Pedrosa- preferimos optar por la oferta. Con fecha 7 de enero de 1976 se me expidió la Diligencia de Cese, y el correspondiente Nombramiento en el Colegio Nacional "Marqués de Camarasa" de Castrojeriz. No obstante, terminé mi octavo curso escolar en Pedrosa del Príncipe, y además con la satisfacción de que la Comisión Plenaria del XIV Concurso Provincial de Embellecimiento y Mejora de los Pueblos Burgaleses nos concediera dos galardones: Premio Editorial Hijos de Santiago Rodríguez (10.000 pesetas y diploma de mérito) y Premio Jefatura Provincial del S.E.M. (Servicio Español del Magisterio) (10.000 pesetas y diploma de mérito), por lo cual tuve que acudir a la entrega de premios que, con motivo de la celebración del Día de la Provincia, tuvo lugar en Frías en septiembre de aquel 1976, y recibirlos de manos del Gobernador Civil, Jesús Gay Rudíaz.
Nos apenó muchísimo tener que marcharnos, obligatoriamente, de Pedrosa del Príncipe, aunque la cercanía y el poder seguir en contacto y dedicación profesional a niños de Pedrosa que tendrían que viajar diariamente a clase en mi nuevo destino castreño, fueron atenuando la pena. ¡Y es que todo lo pedrosino había entrado tanto en nuestras vidas...!
Me satisface, en gran manera también, recordar otras acciones, en que participé o tuve el honor de ser protagonista, durante mis ocho años en Pedrosa del Príncipe. Y es lógico destacar la fundación del Teleclub. En primer lugar se nos otorgó un televisor y se comenzó a llevar a cabo la captación de socios y elección de junta directiva; a mí se me concedió el cargo de Monitor (conservo el Carnet de Identidad de Monitor del Teleclub nº 3946, fechado el 11 de abril de 1970), y a ello me dediqué con entusiasmo. En esos inicios teníamos que adecuar un local parroquial, que además serviría para reuniones, charlas, teatros, actividades de juego y ocio, pequeño bar-ambigú, ver la televisión... tuve el privilegio de representar al pueblo en Televisión Española, por aquel programa de Historias de Pepe "El que escucha aprende" y salir coganador y premiado con una empacadora John Deere, en la fase final televisada el 20 de junio de 1971, motivo por el cual nos desplazamos muchos vecinos a Madrid. También asistí a varias reuniones provinciales, así como a los Cursillos Regionales de Monitores Comarcales, en Palencia y Covarrubias. En la visita que el entonces Príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, hizo a Burgos en 1972, nos personamos en Fuentes Blancas con unas pancartas de saludo y adhesión. Era tal el nivel provincial que veníamos logrando que se nos concedió el título de Teleclub Piloto, y una cantidad de dinero para poder edificar un nuevo local, el actual, ahora justamente denominado Centro Cultural. Esto no fue fácil, pero con la generosidad de los hermanos Escribano -Evilasio (q.e.p.d.), Pilar (q.e.p.d.), Beatriz, María, Carlos (q.e.p.d.)- la cooperación de muchos otros teleclubs provinciales y nacionales (escribí y envié alrededor de 400 cartas con papeletas, y se recorrieron unos 3.000 km. con objeto de venderlas, para la rifa de un coche, SEAT, modelo 131-L Super Lujo, que después no llegó a tocar, pero nos dejó un estupendo pellizco económico, para paliar la deuda que ascendía a unas 700.000 pesetas), así como con la prestación de trabajo colaborador de muchos vecinos y socios en sus ratos libres (aunque la obra estuvo dirigida por nuestro amigo Porfirio Fernández Frías (q.e.p.d.), pero le ayudaban altruistamente otros), se llevó a feliz término y se inauguró con júbilo compartido. Muchos fueron los actos en que siempre tuve la ayuda de José Pablo Arévalo García-Galán, que era asesor cultural de teleclubs, para lleva a cabo: ...las variadas semanas culturales con charlas de personas destacadas en diversos ámbitos de la ciencia, la historia, la agricultura - ganadería, la educación (como Félix Pérez y Pérez, Fray Valentín de la Cruz, José Luis García Díez, Antonio García Martín, Domingo Ortega Gutiérrez...), las representaciones teatrales como "Melocotón en almíbar", "Qué hacemos con los hijos", el buen empleo del tiempo libre, la programación de las fiestas patronales, las proyecciones de cine, los campeonatos de juegos de mesa, las comidas o meriendas comunitarias, las asambleas de socios y renovaciones de junta directiva, las encuestas... (casi todo ello está recogido con pequeñas crónicas y algunas fotografías en unos libritos de memorias). Mención especial merece el Curso sobre "Promoción Social de la Mujer" que dirigí a 20 jóvenes (1975). Fruto de la intensa actividad cultural fue la designación, entre los Burgaleses Distinguidos en 1975, como Teleclub del Año, y la concesión del Primer Premio Nacional de Actividades, otorgado por la Dirección General de Cultura Popular y dotado con medalla de plata y 30.000 pesetas. También fue memorable la celebración en Pedrosa del "Día del Teleclub", el 25 de marzo de 1976, y la inauguración oficial de nuestro Teleclub Piloto por el Director General de Cultura Popular, Miguel Cruz Hernández, y numerosas autoridades provinciales, así como representaciones de entidades y otros teleclubs. Otro de los galardones que se nos concedió fue el Premio Nacional de Fomento de la Lectura, y fui a Madrid para recibirlo en el Ministerio de Información y Turismo, y...
En fin, muchas actividades socio-culturales que contribuyeron a que Pedrosa del Príncipe fuese más conocido. Y, llegado a este punto, y en justicia, no puedo olvidar ni dejar de expresar mi sincera gratitud a Félix Escribano Reinosa, quien tomó con gentileza y acierto mi testigo, y desde entonces sigue entregándose con generosidad para desarrollar la actividad sociocultural.
También recuerdo la Plantel Juvenil de Extensión Agraria "San Antonio", que dirigí con responsabilidad, con el cual ubicamos varios jardines en plazas y en especial en el exterior del edificio escolar. Asimismo me vienen a la memoria las crónicas que escribí a "La Voz de Castilla" de que era corresponsal; la pavimentación de calles y plazas en prestación personal por todo el vecindario, obra reconocida y admirada a nivel provincial; los ensayos y aprendizaje, primero, de la "Misa Pastorela" y, después, ya con Jesús Vilumbrales Izquierdo (q.e.p.d.) del Himno a Pedrosa, la Misa Pontificalis de Perosi; los cursillos del P.P.O, con Pedro de Simón, así como las clases de Promoción Cultural de Adultos, en que colaboré; la presidencia de la mesa electoral para la votación de Procuradores en Cortes de Representación Familiar el 29-09-1971; las proclamaciones y coronaciones de reinas de las fiestas, los festivales taurinos, el boxeo, el ballet español, los partidos de fútbol; las tertulias jubilosas y amistosas en el "cotorro quitapenas"; la pesca; la micología; los cumpleaños amistosos; las celebraciones religiosas y profanas...
¡Ah! Y mi memoria y corazón recuerda, especialmente, a personas de querencia y amistad... Tantas, que me es imposible nombrar a todas en este párrafo; no obstante, quiero destacar, sin menoscabo hacia los demás y en su nombre, a estos tres: mi compañera maestra Beatriz Escribano Escribano y sus hermanos/as, Agustín Arenas Escribano "Tinín" y el cura Ireneo Serrano Val. Asimismo transcribo el recuerdo (pidiendo disculpas por nuestro olvido en estos momentos, pues eran tantas y tantos..., como Cari, Porfirio, Felipa, Paco, Vitín, Víctor, Julio, Fortu, Jesulín, Javier, Forín, Lorenzo, Ángel, P. Manuel, Ramón y Pepe, Dioni, Sr. Isidro e hijas, Manolita y Vitaliano, Tomás y Maxi, Clemente y Trini, Teresa, Piedad, Julián, Ulpiano, Silvano, Augusto, Jesús y Magdalena, Emiliano, Fede, Román..., y Julita, María Jesús, Angelines, Tere, Begoña, Blanqui, Esther...) para todos los que contribuyeron a que nuestros ocho años en Pedrosa del Príncipe marcasen un hito imborrable y grato en nuestras vidas, con carácter personal, familiar, profesional. No olvidamos nuestra oración por el eterno descanso de algunos que he citado, y quienes nos han precedido ya en la llegada al cielo, en la esperanza del reencuentro.
Los años vividos en Pedrosa del Príncipe -desde los veintiséis hasta los treinta y cuatro- son un capítulo muy emotivo en mi existencia. Ahí comenzó nuestra vida hogareña como esposo de Marina Ramos Ortega y padre de nuestros dos primeros hijos, Cristina y Mario; y, además, entre los pedrosinos y pedrosinas recibimos tantas atenciones y cariños... Por ello, y como bien nacidos, reiteramos nuestra gratitud a convecinas y convecinos, a cuantos conformaron esa comunidad "de casas que son posadas sin cerrar, de calles que son caminos para volver, de personas que pregonan y ejercitan el dar, la hospitalidad...", esa comunidad querida con la cual convivimos durante ocho maravillosos cursos escolares... Claro está, y muy especialmente, a exalumnas y exalumnos, para quienes sigo deseando buenandanza en la vida.
Ahora, en 2008, ya jubilado de mis horas lectivas tras cuarenta y dos cursos -después de los ocho en Pedrosa del Príncipe estuve en Castrojeriz (4) y Melgar de Fernamental (21)-, continúo manteniendo los recuerdos y el agradecimiento cordial y especial a quienes di clases y de quienes recibí tantas lecciones...
Octubre de 2008.