Por Rubén Fernández Mateos
(licenciado en Historia del Arte)
Publicado en Regañón, número 59, verano de 2006
La iglesia de San Esteban de Pedrosa del Príncipe es la muestra más significativa del pasado artístico de este bello pueblo burgalés. La intención de este escrito es la de hacer una primera valoración de lo contenido, a modo de resumen, que servirá para futuras investigaciones.
El templo parroquial tiene tres naves, una de las cuales, la del Evangelio, está derruida en parte debido al terremoto de Lisboa. De esta nave sólo se conserva el tramo desde la cabecera hasta el crucero. La cabecera es poligonal y tiene en su parte superior una serie de vanos ojivales, decorados con tracerías, para iluminar la capilla mayor. Alrededor de la cabecera hay otras construcciones que no dejan percibirla enteramente. Se conserva algún arbotante con su contrafuerte correspondiente, aunque la mayor parte de ellos están rotos, manteniéndose sólo el arranque de los mismos.
El hastial occidental muestra una portada cegada. Es sencilla, con arco apuntado. Conserva algún resto decorativo a base de decoración vegetal en los capiteles. La parte superior del hastial se remata con una espadaña. Al Norte de la iglesia se abre otra portada gótica, que es la que permite el acceso al interior de la nave derruida. Allí se encuentra otra portada de factura más moderna que comunica con el interior del templo. Dicha portada consta de unas cuantas arquivoltas, una de las cuales, la más exterior, descansa sobre ménsulas en forma de cabezas humanas. Los capiteles presentan una decoración figurativa un tanto desgastada por el paso del tiempo. En el lado izquierdo aparecen unas alas que pudieran pertenecer a las de un ángel, quizá San Miguel. En el lado derecho aparecen dos figuras flanqueando a un árbol por lo que nos puede remitir al pecado original de Adán y Eva. Junto a esta escena hay una figura monstruosa con alas, seguramente un dragón.
Vista de la nave central del templo |
Por todo lo descrito, la fábrica parroquial puede datarse en el siglo XIV, continuándose las obras durante el siglo XV, como dan muestra de ello las cubriciones.
En cuanto a los bienes muebles que contiene la iglesia de San Esteban, son varias las obras que merecen especial mención. Como primera obra de gran interés cabe destacar un retablo dedicado a la Virgen situado en el lado de la Epístola del crucero. Dicho retablo está encastrado dentro de un arco de medio punto rematado en conopia, datable hacia 1510 (nota 1). Está organizado con banco, un cuerpo y ático. En la vertical se organiza en tres calles. Todo él está rodeado por un guardapolvo decorativo. El banco muestra tres escenas en relieve, separadas cada una de ellas por medio de pilastras a candelieri. La del lado del Evangelio presenta la Anunciación, la del centro la Natividad y la del lado de la Epístola la Visitación. En el primer cuerpo aparece una Virgen con el Niño (en la calle central) y dos Santos (en las calles laterales). La Virgen aparece sedente y tiene en su regazo al niño que agarra entre sus manos un pajarito, símbolo del alma humana. El ático tiene forma semicircular y en él se representa la Epifanía o Adoración de los Magos.
Representación de la Epifanía en el ático del retablo de la epístola del crucero |
El ensamblaje del retablo muestra pilastras y columnas de orden compuesto decorados con motivos agrutescados y a candelieri. Esta morfología es propia del primer tercio del siglo XVI. Aparte de la decoración comentada, también hay cabezas de serafines en el friso del primer cuerpo y una venera con la charnela hacia afuera, es decir, hacia arriba, que se encuentra en la calle central, en donde se cobija la Virgen. Esta decoración es bastante evolucionada por lo que podríamos datar el retablo en una fecha avanzada del primer tercio del siglo XVI, entre 1525 y la década de 1530 (nota 2).
En cuanto al autor del retablo, podemos desprender a partir de su estilo que es un seguidor de Felipe Vigarny (nota 3), lo cual parece lógico al encontrarnos en la provincia de Burgos. El estilo del artista francés será el más repetido en el área burgalesa y por influencia de esta en Palencia (nota 4), durante todo el primer tercio del siglo XVI. Un claro ejemplo puede ser el relieve de la Anunciación situado en el banco, que es muy parecido al que hace Vigarny en el banco del retablo de la capilla de los Condestables (nota 5) de la Catedral de Burgos, realizado entre 1523 - 1526 en compañía de Diego de Siloe. También el canon corto de los personajes que aparecen en los relieves del banco es otro aspecto de raigambre vigarnista. Pero junto a las características propias del maestro francés encontramos elementos provenientes del taller siloesco, como es la utilización de la venera con la charnela hacia afuera (hacia arriba), que Siloe introduce en Castilla tras su llegada de Italia.
También en el crucero se encuentra otro retablo de bella factura. Es de dos cuerpos, tres calles y ático. El retablo presenta una traza muy clara y racional propia del clasicismo escurialense derivado del retablo del Escorial. Apenas hay decoración en los entablamentos, sólo triglifos. A los lados del ático aparecen aletones, que armonizan el paso del segundo cuerpo al ático. Por todo lo dicho, el retablo se puede datar como de finales del siglos XVI. En el primer cuerpo hay tres esculturas que no pertenecen al retablo original. En el lado del Evangelio hay un San Miguel, en el centro un San Roque, seguramente del siglo XVIII, y en el lado de la Epístola una figura de un Santo. Este último es de gran interés. Es del siglo XVI y muestra influencia del escultor francés Juan de Juni. El tratamiento de los plegados del vestido, la anatomía y la manera de tratar la barba me recuerda formas junianas. La policromía de la imagen es la original, a base de dorados. En el segundo cuerpo hay otras tres esculturas. Siguendo el orden anterior aparecen un San Juan Bautista, una Santa dominica que pudiera ser Santa Rosa de Lima o Santa Catalina de Siena, puesto que lleva un hábito y corona de espinas, y por último, un Santo con hábito que pudiera ser dominico como la anterior. Todos ellos presentan anatomías de formas hercúleas y plegados pesados. El Santo coge parte del manto con una mano dándole elegancia a la composición. Por todo lo dicho estas esculturas son de estilo romanista. Estas están en blanco, es decir, sin policromar, con la madera al descubierto, al igual que todo el ensamblaje del retablo, por lo que son las originales del mismo y su cronología la misma que la del ensamblaje, finales del siglo XVI. Del autor nada se sabe pero apunto la posibilidad de autoría a Hernando de Nestosa (nota 6), escultor romanista afincado en Astudillo (Palencia), localidad esta próxima a Pedrosa del Príncipe. Es escultor de buena factura, con una gran corrección formal y gran monumentalidad en sus figuras, características estas que pueden observarse en las imágenes de este retablo.
Retablo mayor de la iglesia, con el sagrario en el centro. |
Dentro del retablo mayor hay otra obra relevante, el sagrario. Es anterior al retablo. Presenta dos cuerpos, con columnas de orden jónico, el primero, entalladas con motivos vegetales, y relieves dedicados a la vida de Cristo tras su Resurrección. También hay algunas esculturas que se albergan en hornacinas. En la puerta aparece el tema de la Resurrección de Cristo. El sagrario es monumental, tanto por sus dimensiones como por el tratamiento que tiene su escultura. Es de estilo romanista, por lo tanto se puede fechar en el último tercio del siglo XVI. El autor del mismo utiliza un estilo basado en el arte de Becerra, aunque también detecto algún eco de Berruguete en alguna escultura. el Sagrario alcanza grandes dimensiones, pues a partir de la Contrarreforma se impulsa el valor de la Eucaristía, y por tanto este va a ser el elemento más importante del retablo. En muchas ocasiones ocurre que sólo se contrata el sagrario y no el retablo entero por falta de dinero. En este caso el sagrario conservado no sabemos si perteneció a un retablo ya desaparecido o como obra contratada independientemente. Su estado de conservación es aceptable a pesar de la carcoma que presenta. Conserva la policromía original.
Retablo de la Inmaculada (nave del Evangelio) |
Aparte de las obras ya comentadas hay alguna otra de cierto interés, como dos retablos Rococós dedicados a Santa Bárbara y a San Antonio de Padua y una casulla de época Moderna (¿siglo XVI?) con bellos tejidos rojos e hilos de oro. De los retablos, lo más curioso es la utilización de unas columnas con un pequeño abultamiento que hacen recordar a las columnas ajarronadas que se dan en el Barroco leonés.
Por todo lo dicho, considero que la iglesia de San Esteban Protomártir de Pedrosa del Príncipe presenta un patrimonio artístico bastante aceptable y de gran interés para la historia del arte de la provincia de Burgos.
Bibliografía:
MARTÍN GONZÁLEZ, J.J.: El retablo Barroco en España. Editorial Alpuerto. Madrid, 1993.
MARTÍN GÓNZÁLEZ, J.J.: Escultura Barroca en España 1600-1770. Cátedra. Madrid, 1998.
PARRADO DEL OLMO, J.M.: Escultura en Renacimiento y Clasicismo, Historia del Arte en Castilla y León, Tomo V. Ámbito ediciones. Valladolid, 1994.
PORTELA SANDOVAL, F.J.: La escultura del Renacimiento en Palencia, Palencia, 1977.
Notas:
Nota 1: A ambos lados del arco hay un pilarillo gótico rematado por un pináculo. De un pilarillo al otro, cortando la conopia al medio, aparece una cenefa decorativa a base de dentellones, por lo que me lleva a fechar este arco en los inicios del siglo XVI por influencia del lenguaje decorativo renacentista, y no como del siglo XV que es lo habitual en los arcos con conopia o conopiales.
Nota 2: Algunos motivos decorativos situados en el guardapolvos me recuerdan a otros situados en el lado de la Epístola del coro de la Catedral de Palencia. Esta parte del coro está realizada, según nos indica una cartela, en 1534.
Nota 3: Desde su establecimiento en 1498 en la ciudad de Burgos, donde monta taller, va a ser el artista más afamado antes de la llegada de Berruguete, Siloe o Juni, y el más influyente en el medio castellano, dejando una cuantiosa estela de discípulos y seguidores.
Nota 4: En Palencia trabajará el propio Vigarny a partir de 1505 en el retablo mayor de la Catedral. A raíz de este encargo y por influencia del mismo, aparece un escultor prolífico, discípulo y seguidor del maestro francés, que va a acaparar el mercado artístico palentino: Juan Ortiz el Viejo I. Este será un émulo de Vigarny. Su estilo es similar al de este retablo, debido a la formación en común que debieron tener el escultor palentino y nuestro anónimo escultor.
Nota 5: Las similitudes de este relieve con el que hace Vigarny se hacen más patentes en el arcángel, aunque aparezca arrodillado y no de pie, que en la Virgen.
Nota 6: Este escultor practica un manierismo romanista basado en Juni y Gaspar Becerra, artista este último que introduce este estilo tras su llegada de Italia. Nestosa va a trabajar en el área cercana a Astudillo, conociéndose obras aquí y en Palenzuela. También tiene alguna relación con el medio burgalés, puesse sabe que debió realizar un retablo, hoy desaparecido, en la iglesia de San Esteban de Castrojeriz. PORTELA SANDOVAL, F.J.: La escultura del Renacimiento en Palencia. Palencia, 1977. PARRADO DEL OLMO, J.M.: Escultura en Renacimiento y Clasicismo, Historia del Arte en Castilla y León, Tomo V, Ámbito ediciones. Valladolid, 1994.
Nota 7: En la retablística neoclásica, que consistía en policromar la madera en unos tonos que imitasen el mármol o el jaspe. Solución que va a paliar la normativa impuesta por Carlos III de realizar los retablos en mármol, al ser este un material noble, que era el que más se utilizaba en la Antigüedad Clásica, y también con la finalidad de prevenir los múltiples incendios que se producían en las iglesias por las velas que se utilizaban para iluminar.
Nota 8: MARTÍN GONZÁLEZ, J.J.: Escultura Barroca en España 1600 - 1779. Cátedra, Madrid, 1998.