Lo sorprendente es que por la así llamada plaza de toros de La Olmeda llegaron a pasar primeros espadas del toreo y rejoneo de entonces en España, como Gabriel de la Casa o Ángel Peralta. Mucho nos gustaría tener algún testimonio gráfico (o un simple relato testimonial) de estos eventos, a los que el tiempo se les ha echado tanto encima que empieza a no ser fácil encontrar testigos bien documentados. Desde aquí, por cierto, animamos a compartir cualquier colaboración al respecto sobre aquellos años de exuberancia festiva.
Sí que nos han llegado ecos del rico anecdotario que generaron en su día estos grandes festejos, pero sin mucha precisión ni fiabilidad. Una de esas anécdotas ponía en boca de Ángel Peralta, poeta a más de torero a caballo, que nunca se olvidaría de Pedrosa del Príncipe, porque era el único lugar en que, en su larga carrera de rejoneador, le habían pagado el mismo día de la corrida con el dinero en metálico de la recaudación metido en una saca. Más allá de su veracidad, la escena, que se ubicaba en las bodegas, es digna de un cuadro al óleo.
De lo que sí tenemos testimonio gráfico es de los carteles anunciadores de las becerradas que protagonizaron los jóvenes del pueblo. Es de justicia decir que ya los resucitaron los organizadores de la fiesta de verano de 2002 (que llevó por título La Alternativa) estampando uno de ellos en el dorso de las camisetas, pero siempre es divertido recordar aquel histórico festejo de hace más de cuatro décadas, con aquellos animosos jóvenes, que hoy ya transitan por la sesentena, y sus llamativos apellidos taurinos. Ascen Fernández nos ha hecho llegar escaneado uno de aquellos impactantes carteles, que es el que se reproduce en esta entrada del blog. Es impresionante ver la nutrida cantera que ofrecía entonces nuestro pueblo para figuras del toreo, por mucho que luego se quedaran en grandes promesas.