Por Florentino Escribano Ruiz
Publicado en Regañón, número 48, agosto de 2003
Hay una piedra centenaria en Pedrosa del Príncipe, que siempre me ha llamado la atención por su carácter misterioso. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cuál es el secreto tan celosamente guardado?
El paso del tiempo la ha deteriorado tanto, que casi es irreconocible, pero en mis fotos antiguas y en los recuerdos de mi memoria no se han borrado las huellas de su mensaje.
La escena que describe esta piedra es, a simple vista, la de una mujer sentada sobre un trono, cubierta las rodillas por unos faldones amplios que esconden sus pies y sus manos.
Tiene una melena de cabellos al estilo de grandes tirabuzones. Sobre su cabeza reposa una corona. A su lado derecho e izquierdo emergen dos siluetas en forma de árbol. ¿De quién se trata?
Todos estos elementos están dentro de un espacio como si fuera un cuadro colgado en la pared que hace esquina a la que llamamos plaza del reloj de la villa.
Pero la curiosidad no termina en ver sin más este curioso cuadro de piedra, sino que también quiero destacar el dibujo que hay en la parte superior y que se trata de una cruz que se apoya sobre un pedestal en forma de campana. ¿Qué significado tiene todo esto?
Yo me lo llevo preguntando muchos años, pero sólo ahora me atrevo a dar a conocer las pequeñas conclusiones a las que he llegado tras observar con otros ojos, algunos de los rasgos ocultos de este cuadro tan enigmático.
Al examinar detenidamente la fotografía de hace unas cuantas décadas empecé a descubrir unas señales extrañas que con el tiempo se me iban haciendo más cercanas y familiares, aunque la interpretación de su significado total seguirá siendo un enigma lleno de misterio para siempre. Poned atención que os las voy a desvelar de la siguiente manera.
BIOGRAFÍA DE LA MUJER
¿Quién fue esta mujer misteriosa a la que en el pueblo llaman Santa Cristina?
Pues, sí, a ese relieve tallado en piedra se le ha conocido desde siempre con el nombre de Santa Cristina. Siempre ha sido así y quiero demostrar que tiene que ser por algo que se relacione con ella; por eso, lo primero que quiero darte a conocer son algunos datos de su vida para ver si coincide con algunos de los símbolos representados en ese misterioso cuadro de piedra colgado en esa pared que hace esquina con la plaza del ayuntamiento, también llamada plaza del reloj.
De Santa Cristina se cuenta que sufrió un largo y cruel martirio a los diez años de edad por las manos de su propio padre,, que era nada más y nada menos que Urbano, gobernador de la ciudad de Tiro de Toscana, que en un arrebato de furor persiguió a los cristianos con bárbara crueldad, incluyendo a su propia hija Cristina, que permaneció tan firme ante las diversas pruebas del martirio que su propio padre la castigaba con otra peor y más cruel, como la de rasgar su pálida carne con garfios y uñas de hierro hasta que expirase.
Se cuenta que Cristina, elevando los ojos al cielo daba gracias a Dios sin mostrar la más leve señal de dolor. El padre, al ver que de este tormento no moría, la mandó encerrar en una cárcel con muchas incomodidades para disuadirla de su fe en Jesucristo, pero Cristina, la niña de 10 años, cada vez estaba más firme y convencida de su fe.
En otra ocasión mandó que atasen a su hija Cristina a una rueda untada de aceite y que continuamente la moviesen alrededor de un gran brasero de fuego para que se fuese tostando poco a poco. Pero tampoco este cruel tormento terminó con la fe inquebrantable de Cristina, pues la niña no sentía ni el más mínimo dolor. De nuevo, Cristina, vuelve al calabozo donde un ángel le curó las heridas.
Más tarde, el padre, al enterarse, mandó que la arrojasen a un lago, pero de nuevo el ángel, llevándola por los aires, la condujo hacia la otra orilla. No había manera de terminar con Cristina.
A la muerte del padre de Cristina le sucedió otro gobernador llamado Dión, que excedió en crueldad al anterior, quien preparó para Cristina una especie de cama de hierro, llena de aceite hirviendo, mezclada con pez, pero tampoco pudo con la fe de la niña.
Murió también Dión y le sucedió Juliano, quien metió a Cristina en un horno ardiendo durante 5 días, pero ella quedó intacta hasta en sus cabellos. La metieron, más tarde, en un pozo lóbrego, lleno de serpientes venenosas, pero ninguna de ellas se atrevió a tocarla. Finalmente, Cristina murió atada a unos árboles donde fue agujereada por infinidad de flechas que le quitaron la vida de la tierra para llevarla a la vida del cielo.
Sucedió esto el 24 de julio del siglo III. Desde entonces es venerada como una gran mártir de la Iglesia Católica. Su cuerpo fue enterrado y trasladado de Toscana a Palermo de Sicilia, donde es reverenciada como patrona de la ciudad.
Al margen de la autenticidad mayor o menor de estos relatos de la vida de santa Cristina, como la de otros mártires, el objetivo principal de esas narraciones era para reforzar la fe de los primeros cristianos que, en tiempos muy difíciles de persecución, tenían que valerse de mucho heroísmo para mantener la fe cristiana.
En este sentido, por lo que se cuenta de su biografía, Santa Cristina fue en aquella época, como el "Superman" de los tiempos de hoy, pero en mujer.
Ya sabemos algo más de ese personaje del cuadro de piedra colgado en la pared: es una mujer, es un niña, es una mártir, es un modelo de fe, es una persona muy parecida a la figura de Cristo y por eso no podía faltar la representación de la cruz, como efectivamente tiene en la parte superior del cuadro.
UNA CRUZ MUY EXTRAÑA
La piedra que está por encima de la cabeza representa una cruz con unos remates muy peculiares sobre los extremos y que descansa en un pequeño pedestal en forma de campana.
¿Qué representa esa cruz?
Es este un elemento singular para reforzar que esa mujer, no es un humano cualquiera, sino de alguien que ha manifestado su fe cristiana y que ha vivido un martirio como el de Jesús..
Tanto Cristo como la pequeña Cristina (nombre femenino de Cristo) se parecen en que los dos soportaron crueles cruces y tormentos, pero de todos salieron victoriosos por la fe en Dios que demostraron tener .
INSCRIPCIONES EN LETRAS
Actualmente son difíciles de observar con detalle y nitidez. En el dibujo adjunto, las he resaltado para que te sea más fácil verlas.
Actualmente se puede observar bastante bien la inscripción de AÑO, que está a la izquierda de la cruz, mientras que a la derecha de la misma se confunden mucho las letras con los números y las arrugas de las piedras, de tal manera que es difícil aclararse, para descubrir lo que escribió alguna mano misteriosa hace muchísimos años
Por una parte se pueden observar las iniciales: D. G. A. que, a mi parecer, corresponden a la primera letra de las palabras latinas “Deo Gratias Agimus”, que significa en castellano "damos gracias a Dios". Esta expresión es muy común tras haberse salvado de una grave situación, exclamando agradecidos a Dios. Así cuentan de santa Cristina después de ser salvada de tantos tormentos
NÚMEROS GRABADOS EN PIEDRA
Más difícil se me hizo descubrir los números grabados que indican la fecha.
He llegado a la conclusión de que las iniciales D. G. A., indican además de lo referido anteriormente, también algún número pues, como todo, en este cuadro es tan misterioso y enigmático, también podría ser que la letra D equivaliera al valor de 500 en números romanos; y que la letra G pueda ser como un 6; y que la letra A se podría confundir con el número 1 por su forma o por ser la primera letra del abecedario.
Si esto es así, todas estas conjeturas nos llevan a decir que el año que nos indica la piedra es el del 561.
Se supone con el mil delante, como algo obvio, aunque la M de mil en números romanos no es visible, a no ser que entre tanto secreto oculto, el signo que hay debajo de la palabra AÑO, en forma de X y de M mayúscula, sea el equivalente al mil que buscamos.
OTROS SIGNOS ENIGMÁTICOS
Si lo de la M nos llevaba al milenio, ahora vamos a ver que también ese signo en forma de X nos lleva a desvelar otro interrogante. La X es la primera letra de la palabra Cristo, escrito en griego.
Pero también es curioso que dentro de la base de la cruz se ven dos letras: una es la N y otra es la A. Juntas nos da la sílaba NA, que unida a la que hemos dicho que representa la X nos da en su unificación el nombre de CRIST-I-NA.
El SECRETO DE LOS ÁRBOLES
Hay dos árboles a cada lado de la santa. ¿Pueden representar los árboles donde fue atada la santa para el martirio y al mismo tiempo representan los árboles de la vida, tan socorridos en la simbología religiosa?
El dato es curioso y más todavía cuando en uno de los escudos de la iglesia parroquial de Pedrosa del Príncipe está dibujado tal árbol muy parecido.
¿Qué misterios transmitía esta piedra para los habitantes del pueblo de hace más cinco siglos?
Quizá nuestros antepasados atribuían poderes a Santa Cristina, para que los salvara de las torturas de la vida pues así ella había sido protegida por Dios, venciendo en todos los tormentos .
Esta imagen en piedra puede tener su origen como objeto de veneración en un altar, o como portada de una ermita, o decoración de una tumba.
Quién sabe si todavía hoy ejerce algún poder misterioso sobre todos los vecinos, caminantes o turistas que, tras leer este artículo, quizá se acercarán a ella con emoción, con sospecha, con incredulidad, con temor, con curiosidad o con indiferencia... lo importante es que intentes descubrir los enigmas aún ocultos en el rostro de esta mujer sin rostro, que a diferencia de la Gioconda de Da Vinci, tendrá la sonrisa que tú mismo pongas a tu propia vida.
CONCLUSIONES:
Unas manos misteriosas dibujaron hace quinientos años, una imagen de piedra que llamaba a la protección con las fuerza divinas. Hoy, al mismo tiempo que nos provoca curiosidad, despierta en nosotros interrogantes sobre el pasado y sobre el futuro, con símbolos enigmáticos difíciles de explicar
El enigma se hace más cerrado, oculto y misterioso cuando, después de quinientos años y sin buscarlo, descubro en una foto reciente de unas manos que pertenecen a un señor del pueblo, que adquieren la misma forma del pedestal o campana donde se apoya la cruz que está por encima de la imagen de Santa Cristina. La cruz está invisible entre sus manos.
Su coincidencia es un fenómeno extraño. ¿Por qué se produce esta coincidencia en esta persona, en esas manos? ¿Qué significado encierra esta señal? ¿A quién apelaremos nosotros para defender a nuestros pueblos? ¿Cómo resolver el enigma del futuro de nuestros pueblos para que no caigan en las fuerzas destructivas del olvido?
¿Quién resolverá el enigma de la juventud de nuestros pueblos, de la reconversión laboral, cultural, religiosa, de la carencia de población para no perder los trenes que nos llevan hacia un futuro esperanzador? ¿Qué fuerza dará tanta moral a nuestros políticos y vecinos, para superar tantas pruebas de la vida?
Quizá necesitamos piedras enigmáticas, que nos recuerden nuestras responsabilidades de futuro?
Puede ser que sí, pero para los de Pedrosa del Príncipe y para todos los que así lo deseen, es suficiente con que, de vez en cuando, pongan su mirada en ese rostro desfigurado de la mujer enigmática del cuadro. Seguro que sus poderes misteriosos seguirán llenando de energía a todas las personas que quieran encarrilarse con entusiasmo, en la aventura de construir, para cada uno de nuestros pueblos, un futuro más esperanzador.