Publicado en Regañón (nº 32, agosto de 1999)
por Florentino Escribano Ruiz
por Florentino Escribano Ruiz
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Número de Regañón en el que fue publicado este artículo |
No hace mucho que estuvo por allí a finales de mayo. En uno de mis paseos curioseando cómo iba el arreglo de las calles, me encontré con el bueno de Lázaro que, como alcalde responsable en los ya últimos días de su cuarto año de gobierno, observaba los trabajos de los albañiles muy cerca del rollo y de la iglesia.
Tras una conversación amena sobre dimes y diretes, me condujo amablemente hasta el ayuntamiento para enseñarme algunos papeles viejos que hay por allí. Al entrar en el portal acudieron a mi mente los recuerdos de infancia, cuando iba allí a la escuela de párvulos con doña Eli. Recordé que en el portal de entrada había dos salas muy oscuras: en una de ellas se guardaba el carbón y en la otra se guardaban las sogas que sujetaban las pesas del reloj donde siempre creí de niño que se escondía algún fantasma o qué sé yo qué otro tipo de monstruo, pues de vez en cuando se oían ruidos extraños que para un chiquillo de no más de cinco años parecían ruidos misteriosos llegados de ultratumba.
Mi sorpresa mayor fue cuando el señor alcalde me presentó a la asistenta social. Yo no sabía que en mi pueblo existiera tan noble servicio a los vecinos. Hablando con ellos del más y del menos sobre la problemática social de hoy en los pueblos de Castilla, les prometí dedicarles este artículo para dar a conocer cómo se organizó en el pueblo la asistencia social en aquellos tiempos tan lejanos, cuando quedarse huérfana era una lacra que llevaba a otras peores.
Hoy se habla mucho de conciencia social, y vamos creciendo en solidaridad. Ahí están las respuestas maravillosas de tantas personas e instituciones humanitarias dedicadas a promover y dignificar a las personas más desfavorecidas. Atrás quedan los antiguos hospicios, ahora se integra a los huérfanos en programas de acogimiento familiar o en modelos que asemejen lo más posible a la familia. Los gobiernos de cada autonomía aportan ayudas económicas para solventar los gastos. Hoy se presentan estos modelos asistenciales y educativos como algo novedoso de última hora. ¡Cuánto me alegra haber descubierto en los papeles antiguos de la iglesia de mi pueblo que allá, en los comienzos de del año 1600 existió en Pedrosa del Príncipe una bella iniciativa de promoción social organizada en favor de las niñas huérfanas!
Iglesia de San Esteban y escudo de Pedrosa, bajo la nieve. |
En aquellos tiempos no había asistentes sociales en los ayuntamientos, pero el pueblo de Pedrosa del Príncipe con el cura como principal promotor, algunos vecinos y el alcalde a la cabeza, comenzaban a desarrollar una conciencia solidaria en favor de las huérfanas, niñas y mujeres más desfavorecidas de aquellas épocas.
Esta Obra Pía para huérfanas, obra social y humanitaria, consistía en recoger a estas niñas en régimen de "acogimiento familiar" que diríamos hoy, con el fin de atenderlas, alimentarlas y proporcionarlas una dote para emprender un futuro esperanzador, cuando llegara el tiempo de casarse para formar su propia familia.
Hay que pensar que en aquellos tiempos ser niña huérfana y pobre equivalía a estar abandonada a su propio destino casi toda la vida. Muchas de ellas terminaban en la prostitución. Además, en aquellos tiempos de penurias y de hambre ¿quién se iba a casar con alguna mujer huérfana y pobre que no tuviera una dote para aportar bienes a la futura familia? Su destino era quedarse en la soledad y en la marginación absoluta sin tener nada ni a nadie que la defendiera.
Os explicaré a continuación algunas características de esta Obra pía y social, citándoos textualmente, en letra cursiva y en negrita, algunos párrafos significativos extraídos de los documentos donde he investigado, para que sean ellos mismos quienes nos hablen.
- EL FUNDADOR de la "Obra Pía para casar huérfanas" es un cura llamado 'Pedro Álvarez beneficiario que fue de la Iglesia del Señor San Esteban de la villa de Pedrosa del Príncipe, que dicho cura Pedro Álvarez por su testamento y última voluntad con que murió' dejó todos sus bienes para atender a la "Obra Pía para casar huérfanas. Así lo dictamina ante testigos cualificados como dice en estos párrafos sacados de su testamento:
"En el año 1604, el 15 de agosto, ante el escribano como testigo, fue otorgado en el dicho lugar de Pedrosa Socastro (antiguo nombre de Pedrosa del Príncipe) la postrimera voluntad del cura Pedro Álvarez. Estuvieron presentes certificando el testamento el bachiller Pedro Escribano, clérigo y beneficiado en la iglesia de dicho lugar y Moisés de Espinosa y Antonio Castillo y Francisco García de dicho lugar de Pedrosa de Socastro. Juan de Soto, escribano público del rey nuestro señor y vecino de la villa de Castrojeriz, fue presente con los otros testigos".
A continuación prosigue el testamento con un encabezamiento que no tiene ningún desperdicio y que nos aporta más información cultural sobre la forma que tenían antiguamente para redactar estos documentos:
"En el 1604 Pedro Álvarez, clérigo cura beneficiado en la iglesia de San Esteban de el lugar de Pedrosa de Socastro, donde el vecino estando enfermo en la cama de dolencia natural que Dios Nuestro Señor tuvo muerte que es cosa natural, deseando poner mi ánima en carrera de salvación, creyendo como firmemente creo en la santa fe católica y en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y el Espíritu Santo que son tres personas y un solo Dios verdadero y todo aquello que es bueno, fiel y católico cristiano de venerar y creer, tomando por intercesora a la Virgen María ... ordeno que mis bienes se destinen en favor de la pía causa en la forma y orden siguiente:"
La "postrimera voluntad" del cura Pedro Álvarez consiste en otorgar unos bienes para "administrar esta Obra Pía de Huérfanas", de tal manera que en su testamento así lo "mandó distribuir en cada un año perpetuamente para siempre jamás... para cuyo efecto y más claridad, se ponen aquí las clausulas de su testamento a esto tocante que son las siguientes:"
- BIENES a disposición de la Obra Pía para casar huérfanas:
* 30.000 maravedís en renta cada un año para remediar 6 huérfanas cada año.
* Cinco mil maravedís a cada una en cada un año. En el día de San Pedro se dará cada un año 5.000 maravedís a cada una.
* Cuatro mil maravedís para cada patrona. Si fueran parientes (de la huérfana) se les dé 10.000.
Quiero detenerme en comentar este texto por la importancia que tiene. Por este dato de dar mayor cantidad a los familiares que acogían a la huérfana, se deduce que ya en aquella época se entendía que el entorno familiar suele ser el mejor cauce para ayudar a cualquier persona en estas circunstancias. Tanto la patrona encargada de acoger en su casa a cada huérfana, como los parientes, nos están indicando que en la mente del cura Pablo Álvarez, fundador de la Obra Pía, está muy claro que no pretende hacer una institución donde vivan ellas todas juntas como en un internado, sino algo que se parezca al hogar familiar. Esta intuición era demasiado avanzada para aquellos tiempos. Hoy día esta intuición se realiza en los programas de "acogimiento familiar", donde cada familia se responsabiliza de un menor durante un tiempo, hasta que queda resuelto su problema, pero no con la idea de la adopción sino de atender, educar y promoverle hasta que la persona se valga por sí misma o se integre de nuevo al ambiente familiar de origen.
Añade el escrito diciendo:
* Dos ducados para cada patrón en cada un año por recoger a las huérfanas en su casa.
* Cuarenta cargas de trigo para prestar cada año y para obras de misericordia.
Conocemos el nombre de algunos patronos que están en el "equipo directivo". Son antepasados nuestros que podemos conocer su nombre por el encabezamiento del libro que dice lo siguiente:
"LIBRO DE LA OBRA PÍA DE HUÉRFANAS FUNDADA POR EL CURA PEDRO ÁLVAREZ DE GLORIOSA MEMORIA QUE FUE DE ESTA VILLA DE PEDROSA DEL PRÍNCIPE, DE QUIEN SON PATRONOS MARÍA GARCÍA Y GONZÁLEZ Y EL ALCALDE MÁS ANTIGUO"
En otro texto se cita a otros patronos de la Obra Pía que son Ignacio García y su mujer, vecinos de este lugar, el cura más antiguo de la iglesia de este lugar y a Tomás Toledano, alcalde del lugar.
De nuevo los tres elementos constitutivos del pueblo: los vecinos, la iglesia y la autoridad civil en sintonía para sacar adelante un mismo objetivo social y humanitario: conseguir que las niñas huérfanas tuvieran un futuro esperanzador.
- LOS ADMINISTRADORES o patronos tenían también prescritas sus funciones que consistían en administrar los bienes de la "Obra Pía" para huérfanas de tal manera que "el dinero que de exceso procediera se ha de poner en un archivo en la sacristía de la Iglesia de este lugar, que tenga pestillo con llave y cerradura y cada patrón tenga la suya y se pongan en dicho archivo las escrituras y el dinero y quando se redimiera algún dinero se entorne a lo más pronto que en su día se pueda y así perpetuamente por siempre jamás".
¿A CUÁNTAS HUÉRFANAS ATENDÍA LA OBRA PÍA?
Según se ha dicho, el fundador deja sus bienes para poder atender a 6 huérfanas al año, pero según consta en los documentos, en el año 1608 han pasado ya "cuatro años que falleció el fundador de la obra pía para casar huérfanas" y se dice que en ese año el censo de huérfanas que están a expensas en la Obra Pía es de 17.
El número de huérfanas fue aumentando. En el año 1625 se escribe que "no se añadan más huérfanas porque son ya 20 y no llega para pagar a todas, bajo pena de excomunión".
En esas circunstancias se decide que, en vez de dar la dote a 6 que se casaban cada año, se reduzca a 4 huérfanas porque no llegaba el dinero para más.
PROCEDENCIA de las huérfanas. La procedencia de estas niñas huérfanas era de los pueblos de alrededor, pues se cita a sus respectivos concejos porque no pagaban la cuota a la Obra Pía. Algunos pueblos citados son: Villodre, Villegas, Torre, Santiago del Val, Itero de la Vega, Hontanas, Astudillo.
Se hacían censos contra el consejo de vecinos de pueblos y de familias en particular. En el año 1618 se hace un censo contra el concejo y vecinos del lugar de Villodrigo porque no pagaban.
¿Por qué esas denuncias? ¿Por qué no pagaban a la Obra Pía? No se sabe las razones, pero se puede intuir que las familias eran muy pobres y al ser de otros pueblos era más difícil el control. Si a esto añadimos que los encargados de la organización se abandonaron un poco en llevar las cuentas y no exigían los requisitos establecidos, no es difícil de entender que los problemas económicos no tardaran en ser alarmantes y continuos año tras año.
PROBLEMAS ECONÓMICOS.
Se cuenta en los escritos que en el año 1622 en la villa de Castrojeriz, el obispo mira el libro de cuentas de la Obra Pía de huérfanas y "viendo que no se han tomado cuentas desde años atrás manda a los patronos de dicha Obra Pía que los pongan en orden dentro de 15 días so pena de excomunión y que se saque un texto del testamento del fundador y se escriba al principio de cada libro so pena de excomunión".
Pero, a pesar de todos estos mandatos, los problemas económicos continúan. En el año 1653 se escribe que:
"El Señor licenciado D. Jerónimo Naharro, visitador general den todo el arzobispado de Burgos, por su SSª e Ilustrísima D. Francisco Manso y Zúñiga, arzobispo de dicho arzobispado y conde de ... del concejo Real de Cámara de su Majestad ... revisa la Obra Pía de Huérfanas que no marchaba bien conforme a las ideas de su fundador".
CONCLUSIONES
No dispongo de más datos para saber cómo continuó y por cuánto tiempo se mantuvo en el pueblo esta obra social.
Es muy probable que, poco a poco, se fuera olvidando con el paso del tiempo, o que la mala gestión económica terminara por ahogarla o que el problema de las huérfanas se resolviera de otra manera.
De todas formas es digno de toda consideración saber que durante medio siglo, desde el 1604 hasta el 1653, funcionara en Pedrosa del Príncipe esta Obra Pía, institución social y humanitaria en favor de la promoción de la mujer más abandonada.
Estoy convencido de que esa experiencia generó en el pueblo un espíritu de solidaridad y de sensibilidad social que ha perdurado hasta hoy en los vecinos actuales. Ellos tienen ahora en sus manos la posibilidad de que esa gran aventura de solidaridad y desarrollo social y humano continúe en los tiempos de hoy.
A todos nos toca aportar nuevas soluciones ante los nuevos problemas sociales que genera la sociedad de hoy, sobre todo en la infancia y la juventud. Saber que nuestros antepasados (curas, vecinos y alcaldes) se comprometieron con este problema de tal manera que se adelantaron de alguna manera a los tiempos de hoy, nos invita a tomar iniciativas emprendedoras.
SUGERENCIA: No estaría mal que la nueva corporación del ayuntamiento recién elegido tomara la decisión unánime para dedicar el nombre de una calle o alguna plazoleta a Pedro Álvarez, ese hombre, cura de pueblo, que hace cuatro siglos supo adelantarse a su tiempo intuyendo un sistema asistencial renovador despertando en los vecinos de Pedrosa del Príncipe una sensibilidad social de solidaridad y de promoción humana hacia los más débiles. Pienso que bien merece la pena que su recuerdo perdure y que siga despertando todavía hoy entre nosotros la lucha por la igualdad de oportunidades y la promoción de toda persona humana, sea cual sea su origen y condición.