domingo, 26 de septiembre de 2021

¿De qué hablarán las viejas ventanas en los diccionarios del futuro?

Publicado en Regañón (nº 36, agosto de 2000)
por Florentino Escribano Ruiz
(fotografías de ventanas de PDP tomadas del perfil de Instagram @pedrosadelprincipe_p)


Recuerdo que cuando era niño me hacía mucha ilusión ver en los mapas de carreteras el nombre de mi pueblo. Era como asomarse a una ventana y divisar el horizonte.

Por el contrario, me sentía triste y como un vagabundo errante cuando no lo veía escrito, pues había oído decir eso de que le "borraban del mapa", para indicar que querían perderte de vista o que no se contaba contigo, pues eras como esos pueblos pequeños e insignificantes que "no vienen ni en el mapa".

Menos mal que la tristeza enseguida me la quitaba de encima, pues rápidamente escribía su nombre entre Castrojeriz y Astudillo, muy cerca del sitio donde la caballerosidad del río Odra se junta con el señorial río Pisuerga.

Mucho se ha adelantado con los nuevos tiempos y ahora me alegra ver que no sólo viene escrito en los mapas el nombre de mi pueblo, sino que también ponen a su lado a Hinestrosa y Valbonilla, pueblos más pequeños pero que tienen tanta dignidad como cualquiera de los que vienen en los mapas.


Ahora que estamos en los tiempos de las nuevas tecnologías de la comunicación, se nos da la oportunidad de abrir nuevas ventanas por donde se puede divisar la inmensidad del mundo como una aldea global donde hay sitio para todos.

Por eso, dentro de muy poco, Pedrosa del Príncipe tendrá su propia página Web en los grandes ventanales de INTERNET, para que en todo el mundo se den cuenta de que en los pueblos pequeños también estamos y que por tanto, existimos y que merecemos tantas atenciones como los demás.

Pero ¿qué se escribirá de Pedrosa del Príncipe? ¿De qué se hablará desde las ventanas de cada uno de nuestros pueblos, en los diccionarios del futuro?

He contado todo esto porque un día, estando en casa de unos amigos, me hicieron ver un viejo libro del que no sabían muy bien cómo había ido a parar a sus manos. Era un antiguo diccionario enciclopédico editado en Madrid en el año 1849.

Animado por la misma curiosidad que sentía con los mapas, tal y como os he descrito anteriormente, se me ocurrió buscar si allí estaba escrito el nombre del pueblo que me vio nacer.

Mi esperanza de no encontrar nada era absoluta, pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que no sólo estaba escrito el nombre del pueblo, sino que en unos cuantos renglones aportaba una serie de datos tan curiosos y desconocidos para mí, que los escribí literalmente tal y como allí aparecían.

Tras unos años ocultos entre mis carpetas llenas de papeles, ahora os lo doy a conocer a través de esta revista para que todos puedan conocer y saber lo que se hablaba y se decía de Pedrosa del Príncipe en aquel viejo diccionario de hace 150 años.

Allí, desde esa ventana, se describía lo siguiente:


PEDROSA DEL PRÍNCIPE

"Vecindario con ayuntamiento en la provincia, audiencia territorial y diócesis de Burgos. (8 leguas) Partido judicial de Castrojeriz.

Situada en terreno llano, con buena ventilación y clima frío y saludable. 

Las enfermedades comunes son: constipados y fiebres intermitentes y biliosas.

Tiene 98 casas, escuela de instrucción primaria, dotada con 47 fanegas de trigo. Una iglesia parroquial, San Esteban, servida con tres beneficiados iguales. Una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Olma, y otra fuera de la población con destino a cementerio. 

El terreno es de mediana calidad, la fertiliza el Odra que desagua en el Pisuerga. Las debordaciones de ambos son perjudiciales a las cosechas. 

Los caminos son carreteros y de herradura, pero todos locales.

Produce cereales, legumbres y vino. Cría ganado lanar. Caza menor y pesca de barbos y anguilas.

La población es de 104 vecinos, 446 almas.

El capital productivo de 2.226,300 reales. Imponible: 218,549. Contribución: 44,23922.

Todo ello está escrito en el "Diccionario Geográfico Estadístico de España y sus provincias de Ultramar, por Pascual Madoz. Tomo XII. Madrid 1849.

¿CÓMO ES EL HOY DE NUESTROS PUEBLOS? ¿DESDE QUÉ VENTANA ESTÁN MIRANDO AL FUTURO?

Tras leer una y otra vez esta descripción de aquel viejo diccionario, acuden a mi mente un sinfín de preguntas que deberían ser respondidas por cada uno de los habitantes de nuestros pueblos. 

Tanto los que viven continuamente como los que tuvieron que emigrar a buscarse la vida a otra parte, tenemos que aportar luces para transformar la realidad de nuestros pueblos y contribuir a mejorarlos con ventanas abiertas al futuro.

Si tuviésemos que describir la realidad actual de las poblaciones de la comarca en un diccionario del año 2000, ¿qué diríamos?


¿Qué escribiríamos hoy sobre el vecindario de ahora? ¿Qué opinión tenemos sobre el ayuntamiento, la diócesis y el partido judicial de Castrojeriz?

Cada una de esas entidades tiene que ser como una ventana abierta desde donde se mira el horizonte que impulsa el futuro.

¿Qué escribiríamos sobre la limpieza y la ventilación de los olores que pasan por nuestras calles?

¿Qué escribiríamos sobre esas otras enfermedades más frecuentes que tienen los habitantes de hoy que en nada se parecen ni a los constipados ni a fiebres biliares de las que nos habla el documento de antaño?

¿Qué escribiríamos sobre las casas habitadas, las que están cerradas casi todo el año y las que están ya medio en ruinas?

¿Cómo hablaríamos  de las escuelas de nuestros pueblos si ya no hay niños en ellas y, en muchos casos, lo que antes eran centros de cultura ahora son almacenes de cualquier cosa?

¿Qué diríamos de las iglesias de nuestros pueblos, deterioradas por las humedades, sin dinero para restaurarlas y tristes por el poco uso que hacen de ellas los feligreses: los mayores porque los achaques, el frío y las enfermedades no les permiten llegar a ellas; los jóvenes y los niños tampoco van a ellas, pues ya no hay jóvenes ni niños en nuestros pueblos y los pocos que hay les da alergia el humo de las velas.

¿Qué diríamos de nuestros curas, si ya no tenemos ni curas ni familias que inviten y eduquen a sus hijos para ser aspirantes a ello?


¿Qué decir de las cosechas, si aunque hayan mejorado en rendimiento no tienen salida, si los productos peculiares ya no existen, si el ganado es escaso, la caza cada vez hay menos y solo para unos pocos.

¿Qué escribir de nuestros ríos si están contaminados y la pesca de barbos, cangrejos y anguilas ha desaparecido?

¿Qué decir de los caminos carreteros de antaño si son todavía carreteras como caminos donde el asfalto y las mejoras nunca llegan a nuestros pueblos?

¿Qué escribir de las razones por las que tal población de vecinos ha descendido?

¿Quién se atreve a escribir y a contar el número de almas si dicen que ya no hay almas, pues las almas se las ha llevado el diablo...?

Es inútil echar la culpa al pasado. La definición que yo he descrito, si tiene algo parecido con la realidad, es pura coincidencia. Lo que sí está en nuestras manos y es urgente conocer es: ¿por dónde nos están llevando los que deciden hoy el futuro de nuestros pueblos, desde qué ventana están viendo el horizonte?

De sus decisiones depende parte de el futuro de los pueblos de nuestra comarca.

¿QUÉ SERÁ DE PEDROSA DEL PRÍNCIPE DENTRO DE 150 AÑOS? ¿QUÉ SERÁ DE NUESTROS PUEBLOS?

Son muchos los pueblos pequeños que han desaparecido del mapa por la dejadez de sus vecinos y de sus gobernantes. Ya nunca más vendrán escritos ni en los diccionarios ni siquiera en los mapas de carreteras, pues los han borrado para siempre de la faz de la tierra. ¿Nos va a pasar lo mismo a nosotros?


Los gobernantes y los vecinos de hoy deben hacerse oír en sus propuestas colectivas, mejoras culturales, recreativas, comerciales, sociales, sanitarias, educativas, buscando el bien del pueblo, para todos. 

La vida del mañana será como nosotros hoy la vayamos construyendo o destruyendo, tanto individualmente como en comunidad.

No importa que ahora soñemos con los ojos despiertos. Muchas de las cosas y bienes que hoy disfrutamos los tenemos gracias a que hubo anteriormente unos "locos" que soñaron lo que después de muchos años se ha hecho realidad.

Lo que ahora parece imposible para nuestros pueblos, dentro de nada y si otros no lo siguen se hará realidad.

No se puede ir esperando que te lo den todo hecho o que te caiga del cielo sin más. Todos tenemos que arrimar el hombro y ponernos a diseñar y a emprender lo que queremos que sean nuestros pueblos dentro de unos cuantos años. No permitamos que nos borren del mapa de la historia de nuestra vida.

Nuestros pueblos tienen que progresar y avanzar actualizándose al ritmo de los tiempos o si no es así, morirán de inanición o congelados en la nada y entonces será ya demasiado tarde para intervenir. 

En gran parte, depende de todos nosotros cambiar su rumbo.

Hagamos lo posible para empujar a nuestros pueblos hacia un futuro mejor.