miércoles, 25 de agosto de 2021

Las coplas del señor Valentín

Magnetófono en el que realizaron las grabaciones
Si a los más jóvenes un radiocasete les puede parecer un objeto anticuado y de escasa utilidad práctica, qué decir de un magnetofón, su predecesor tecnológico, un objeto muy voluminoso y pesado, que reproducía cintas aún más vetustas que los populares casetes de los años ochenta. El que se aprecia en la fotografía lo compró mi padre, Jesús, en un Oberkamp de Hannover durante su emigración en Alemania, en noviembre de 1964. Con un micrófono enchufado al magnetofón, se paseaba por las polvorientas calles de Pedrosa grabando a sus hermanos, a los vecinos y finalmente a sus hijos.

Las grabaciones que se pueden escuchar pertenecen al señor Valentín Rastrilla, guarda del campo y abuelo del bardo local, Andrés Rastrilla, que como se ve, ha continuado la tradición familiar. Del señor Valentín ya se ha hablado en otras partes del blog, era un hombre sencillo de imaginación despierta, y componía unas coplas recordadas por los más veteranos, y que gracias a estas grabaciones pasarán a la intrahistoria de nuestro pueblo como testimonio oral de tiempos pasados. Se encuentran sin datar, yo lo haría en torno a 1968, y en cualquier caso antes de 1974, año en que falleció mi abuelo, que también aparece en algunos cortes.

Se trata de coplas satíricas donde se mencionan lugares y personas ya desaparecidas, pero que muchos hemos conocido. En la primera copla habla del nuevo ferrocarril llegando a Vallunquera, «el exprés pasará y el rapidillo», hecho que evidentemente nunca se produjo, incluso hace gala de un incipiente lenguaje inclusivo, hablando de «los jóvenes y las jóvenas», como se ve, un adelantado a su tiempo.

En la segunda copla continúa con la temática ferroviaria, narrando un imaginario descarrilamiento del Talgo en Valbonilla, y haciendo gala de socarronería cuando menciona a un tal Quirino como alguacil y Correa de ayudante, «lo siento porque ya es difunto, pero vamos…», de fondo siempre risas. 

La tercera composición es quizá la más conocida y trata sobre la llegada del regadío a Pedrosa, contada de primera mano en aquellos años sesenta, citando a algunos vecinos del pueblo que participaron en la obra, y que culmina con su célebre verso «se pondrán a la sombra/ los que huimos del trabajo».

Texto y foto: Jesús Borro.