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El Odra embravecido (enero de 2010) |
En enero de 2010 nuestro normalmente comedido río Odra se salió de sus cabales y anegó buena parte de la vega por la que suele discurrir con mansedumbre y a la que ha fertilizado tradicionalmente con el riego de sus aguas. Tal fue la crecida que la corriente se arrimó peligrosamente al caserío, poniendo en jaque a algunas explotaciones agropecuarias.
La fotografía no es gran cosa, estéticamente hablando, pero impresiona ver semejante masa de agua, como si los oteros embalsaran un gran lago interior. El curso del río ha desaparecido creando una sorprendente isla, con su caseta y su remolque.
Como son tierras llanas, el agua se desparrama fuera de los cauces y el efecto es mucho más llamativo que el volumen real de agua. Es sorprendente ver, por otra parte, cómo este curso impetuoso se reduce en verano a un hilillo que se agosta hasta dejar, algún mes de agosto, de correr por la vadera.
Así es nuestro Odrilla, tan antojadizo e inestable.
Gerardo Manrique