jueves, 22 de julio de 2021

En busca del reino visigodo (PDP - Pampliega - PDP)

Origen

Destino

Distancia en Kms.

Acumulado

PDP (por carrecastrillo)

Castrojeriz

7

7

Castrojeriz

Hontanas

9,6

16,6

Hontanas

Iglesias

11,3

27,9

Iglesias

Villaldemiro

10,5

28,4

Villaldemiro

Pampliega

6

34,4

Pampliega

Los Balbases

8,8

43,2

Los Balbases

Vallunquera

5,3

48,5

Vallunquera (por el páramo)

PDP

9,2

57,7

Tenía ganas de volver sobre los pasos del “otro” coche de línea, el que venía de Burgos a Castrojeriz y luego llegaba hasta Melgar. Así que, bien de mañana (hoy apretaba el calor), tomé rumbo para Castrojeriz por el camino de Carrecastrillo. 

El cruceiro en tierras de Castellanos, embellecido
por la luz del amanecer.

Siguiendo la vía jacobea llegué hasta Hontanas, de cuyas excelencias ya he hablado en otro lugar de este mismo blog. Me gustó volver a ver, una vez dejado atrás Castellanos de Castro, el crucero que preside la encrucijada de carreteras en pleno páramo, la que va hacia Olmillos de Sasamón y la que sigue rumbo a Iglesias. 

En Iglesias me demoré un poco, aprovisionándome de agua en su gran fuente con petril y curiosa leyenda alrededor, que fluye sin parar por sus cuatro caños cabe la iglesia de san Martín. Pueblo pétreo y aseado este de Iglesias, que dejé atrás para llegar a Tamarón (no puedo evitar evocar aquí aquel dicho que repetía mi abuela cuando se me ocurría hablar de estos parajes: Hontanas, Castellanos, Iglesias y Tamarón se juntaron una noche para matar un ratón). Estoy casi seguro de que ella no había estado nunca en ninguno de esos pueblos, de los que fiaba su conocimiento a esta contundente paremia. Es temible la capacidad de síntesis de la tradición popular. 

Fuente y parroquial de San Martín, en Iglesias.

No sabemos si la famosa batalla en que se juntaron para siempre Castilla y León tuvo lugar en Támara de Campos o Tamarón, donde, en todo caso, no dejó mucho recuerdo. En fin, de allí a Villaldemiro, donde se coge “la general” hasta la gasolinera de Villaquirán de los Infantes, para acercarse a la empinada villa de Pampliega, donde se dice que vivió sus últimos días, en un retiro monástico, el famoso rey Wamba, cuando los visigodos aún eran un pueblo fuerte. 

Luego, para alargar un poco la cosa y para encontrar algún pequeño ascenso y los caminos que tanto le gustan a la bici, me la jugué tratando de llegar a PDP por una maraña de caminos de servicio de los aereogeneradores que no me llevaban a ninguna parte. En resumen, casi vine a dar a Vallegera y, entre tanto despiste, lo único bueno fue el trago de agua fresca con que me regaló La Pedraja, a donde fui a parar casi por azar. 

Por eso he sugerido un camino más seguro, saliendo hacia Los Balbases nada más pasar Villaquirán de los Infantes y, una vez llegados a Vallunquera, tomar un rumbo cierto hacia el páramo de PDP. Y una vez allí, como siempre, el rito de bajar la cuesta del Pinacho y saludar con cariño a quienes reposan en el camposanto.