sábado, 30 de enero de 2021

La reconstrucción de la choza de los cascajos

"Los reconstructores"

El domingo 24 de enero de 2021, en plena desolación pandémica, con la tercera ola aplastando nuestras rutinas habituales, un grupo de entusiastas raposos acometieron una tarea cargada de simbolismo, la reconstrucción de la choza de los cascajos, que había sufrido un derrumbe parcial a finales del 2019 cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para la supervivencia de ese importante resto de nuestro patrimonio etnológico y cultural.

Aspecto que presentaba el derrumbe
parcial de la choza

Decimos "simbólico" porque, por encima de la dificultad material o del coste de la operación, prevalece el gesto altruista y entusiasta de luchar por mantener viva nuestra memoria común. La choza, como el rollo, la ermita, el palacio, las bodegas y tantas cosas más, componen el escenario en que se ha desarrollado buena parte parte de nuestra vida. Son elementos legados por nuestros antepasados, sin los cuales, poco a poco, se iría disipando nuestra identidad colectiva. El afán, casi romántico, por preservarlos del abandono y la destrucción, puede ser uno de los lazos de unión que conecten a esa diáspora desperdigada en que nos hemos convertido la mayoría de quienes salimos un día de PDP.

Así como el eco de algunas grandes hazañas del pasado quedó resonando a través de los tiempos en la inspiración de los poetas, esta reconstrucción recibió de inmediato el amparo de dos recreaciones líricas que nos muestran su fuerte impacto emocional. 
La choza reconstruida










A la choza de Pedrosa del Príncipe, 
por Florentino Escribano Ruiz










¡Choza, cobijo de libertad!  

de Andrés Rastrilla, poeta de Castilla


Alguien dañó tus entrañas 

donde se guarda el amor 

entre piedras y telarañas 

observando tantas alimañas 

con tus cepas alrededor;

que resguarda los nublos,

el cobijo ante los calores 

en durezas de algún invierno

protegiste algún pastor 

ante ese cruel infierno

entre escalofríos y sudores.

 

En ese camino de peregrinos, 

al paso de tantas añoranzas,

ese sombrío en los caminos

entre poderío y esperanzas.

 

Protegiste mayores y pequeños:

una y otra vez sobreviviendo 

ante el sol y la lluvia,

a esos vientos huracanados 

todos los años recogiendo

el avance del amanecer

el fundir del atardecer 

adornando campos desolados;

visionando con furia 

sin caerte en tus empeños 

perdida entre la oscuridad

sin rendirte ante el ocaso 

pequeño hogar ante la soledad

cuantas cosas pudiste ver

perderte sería un fracaso;

sentir verte es necesidad

¡Choza exclamación de libertad!

no quiero quedarme al raso.

 

Gentil monumento campesino

resguardo de fríos y calores 

acompañante del agua y del vino

entre sedientos labriegos o pastores 

aquella que fundió su destino

escondiendo idilios y amores.

  

Un regazo de cariño 

recogiendo un abrazo,

un hogar en el campo

ese cobijo de amistad,

refugio de compañía,

embrujo de soledad

todo un recuerdo de niño 

que quedará en la eternidad,

¡Choza mola mola mazo!

nunca te sientas sola 

paseare entre ti descalzo,

verás crecer más de una amapola;

en Pedrosa toda una choza española 

a ti y a mi nos une más de un lazo!