Sobre la rotulación del nombre y el número de las calles

Debajo del indicador moderno se deja ver el añejo azulejo de la Plaza de la Constitución (2020)

Vaya por delante que es muy difícil encontrar por otros pueblos el esmerado urbanismo y la aseada pavimentación de las calles que disfrutamos en PDP. Y que eso es lo relevante, lo que da, con otras muchas cosas, calidad de vida y residencia. 

Eso no obsta para que, andando por ahí afuera, nos fijemos en algunos detalles que tal vez podrían tenerse en cuenta. Así sucede, por ejemplo, con la rotulación de las calles y los números de las viviendas. La verdad es que tenemos una cartelería un poco triste, comparada con la de algún pueblo de alrededor. 

Llama la atención, por ejemplo, la elegancia y uniformidad con la que han rotulado sus calles los vecinos de Villaveta y Villasilos, porque no habrá sido fácil convencer a quien había colocado su número sobre el dintel de la puerta de entrada que se le sustituyera por otro, para contribuir a la apariencia homogénea del conjunto. Y, sin embargo, la codificación de los espacios, por así llamarlo, parece que debería ser cosa más propia de la administración pública que de la iniciativa privada.

Ejemplos de rotulación de las calles en Villasilos y Villaveta (2020)

Y, ya puestos, igual había que plantearse alguna revisión en el callejero de PDP, siempre con calma y con el aval de una investigación histórica. La más llamativa atañe a la Plaza de Santa Cristina, porque la placa plástica que la nombra actualmente se sobrepone al antiguo azulejo que designaba al lugar como Plaza de la Constitución. Todo hace pensar, aunque habría que verificarlo (España ha sido pródiga en constituciones), que la Constitución de referencia es la de 1931, aunque, al no darse más detalles, el homenaje bien podía trasladarse a nuestra constitución actual, la de 1978, o al simple hecho de darse una norma básica común. En cualquier caso, y teniendo en cuenta que la memoria de la mártir italiana disfruta de todo el tramo urbano de la carretera de Valbonilla, sería de justicia recuperar una denominación para la plaza con tanto poso histórico y avalada por un azulejo que ha sobrevivido heroicamente a todas las reformas del edificio. Por mucho que todos la sigamos llamando la "Plaza del Reloj".

Una de las calles "geográficas" de PDP (2020)

De las demás denominaciones, poco cabe decir. Algunas son geográficas (como los caminos a Itero o a Astudillo), otras muy descriptivas de su historia o localización particular, como la calle de Oriente, la calle Nueva, la calle Norte, la calle Extramuros o la calle Arroyuelo. Los personajes históricos no deberían inducir a discusión. Además de la ya aludida Santa Cristina, mártir cristiana del s. III, hiperrepresentada en PDP, tenemos al Cid, el personaje burgalés más conocido de la historia, Juan XXIII, el papa bueno, uno de los pontífices más respetados del s. XX, Alonso Martínez, eminente político y jurista burgalés del s. XIX y Juan López, en quien sí merece la pena detenerse. 

Un nombre y apellido tan comunes han deparado una denominación que parece un homenaje al anónimo hombre común. En algún sitio debería existir un acta de la sesión del ayuntamiento en la que se decidió ese nombre y a quién, en concreto, iba dedicado. Porque, si consultamos, por ejemplo, la base de datos que ofrece la página web de la Academia de la Historia, nos encontramos con más de un candidato asumir el honor de nuestra calle. 

Por proximidad de nacimiento, podría atribuirse la identidad a Juan López Gallo, nacido en Castrojeriz en la gran España del 1500. Encumbrado por una copiosa fortuna familiar, que supo acrecentar, se convirtió en un personaje clave en las relaciones de España con los Países Bajos, de los cuales fue consejero del rey, y en la fecunda relación entre Castrojeriz y Brujas, donde acabó residiendo hasta su muerte, relación que hizo posible los años más prósperos de nuestro pueblo vecino. Algo mayor, del tiempo de los Reyes Católicos, fue Juan López de Belorado, el gran reformador benedictino del monasterio de Cardeña, en Burgos. 

Cartel anunciador de la calle Juan López (2020)

No menos méritos atesoró Juan López de Velasco, nacido en Vinuesa, población soriana muy cercana a la provincia de Burgos, que como buen renacentista, destacó como geógrafo, cosmógrafo, historiador y, sobre todo, excelente lingüista, como acredita su magna Ortographia y pronunciación castellana, editada en Burgos en 1582. Respondió al nombre de Juan López, así mismo, otro gran geógrafo, nacido en Madrid en 1765 y que confeccionó algunos de los atlas más importantes editados en España, tanto de la península como de América y universales.

Hay otro Juan López, cartagenero de origen, que fue un destacado militar liberal a comienzos del siglo XIX. Su pasión política le llevó a luchar contra el régimen absolutista de Fernando VII participando en la expedición de Torrijos, inmortalizada por el cuadro de Antonio Gisbert que se exhibe en El Prado, a resultas de cuyo fracaso acabó por morir ajusticiado. Tal vez algún alcalde liberal quiso rendirle honores.

Sería interesante precisar a cuál de estos Juan López homenajea esta modesta calle de Pedrosa (o puede que a otro del que no hayamos tenido razón). O decidir ensalzar al hombre común, a uno de tantos Juan de nombre y López de apellido que hay y ha habido en España. 

En todo caso, la precisión no estaría de más (calle Juan López Gallo, o Juan López de Velasco, o Juan López el de Torrijos, o Juan López de Belorado, o Juan López, geógrafo de Madrid o, simplemente, calle Juan López, el hombre común). 

Gerardo Manrique