Se me congela la boca,
se me alborotan las palabras
viendo desde el mirador al río Duero
cómo bajan turbias aguas;
la templanza no se equivoca
hoy en el hacer de un caballero
declina una nueva crónica
paseando tierras zamoranas
con una voz sonando espasmódica
en silenciosas mañanas.
No pierdo ni un detalle
en tímido día lluvioso:
no dejo de contemplar
una ciudad diferente,
inquietante, acogedora.
Esa rutilante poética calle
en románticas vistas al Duero
de un emérito señor Troncoso
con Triana de pregonero.
Río Duero en ti me quisiera reflejar
con una ciudad por señora
hoy sinónimo es recitar
dejarte un poema por compañero;
al atento rostro de heráldica Zamora
cortejando a esta alianza histórica.
Un poema hoy te condecora
cuando corre esa corriente eufórica
siempre con un saludo pasajero.
Me complace este viaje
para contemplar al Duero
subiendo a la Torre del homenaje
"bañarme en tus aguas quiero"
para escribirte una crónica
en esta Castilla tan incolora
necesitando cambiar de traje
y también de cazadora.
El poeta deja nuevo mensaje
con una marcha eufórica
para una alegre señora;
todo un gran engranaje
felicitando a mi amiga Mónica
que ya va siendo la hora.
Andrés Rastrilla
Poeta de Castilla
21 de enero de 2020