domingo, 15 de diciembre de 2019
Versos al Odra
El sonido del agua
parece casi inerte
ese paso apenas se fragua,
apenas puede suspirar,
poca, poquita corriente.
Con destellos de tristeza
entorpeciendo tu caudal,
engranaje diferente
un agravio hoy real
en una foto que parece incordiar
entre mimbrajos y maleza.
¡Ay, ay, ay!
¡Cómo me duele verte!
Pequeño río,
pareces extraño
ya no tienes tu libertad,
con síntomas de estar herido;
pero no quiero perderte
aunque parezca una barbaridad,
espero que vuelva tu brío
dejando tu aspecto ermitaño
y yo distinto pueda verte.
¡Qué diferente estás!
Con el paso de los años,
entre gélidos inviernos
me sonreirás entre las nieves,
en veranos cálidos
nos conseguimos remojar,
qué distintos aquellos baños
cómo recuerdo esos placeres;
tiempos que quedaron atrás
ahora el mismo ya no eres.
¡Ay de mi río!
Odra, Odrilla:
se me escapan las lágrimas
con solo mirarte
viendo esas tímidas aguas
que diviso desde la orilla,
ese rostro ya apenas brilla
¡necesitas nieve para sanarte!
En tierras palentinas
muestras tu adiós en tu camino
herido en tu semblante
entre turbias aguas
desapareces, te marginas,
te desvaneces
a ver si pronto cambias
y no te desanimas;
espero que vuelvas a levantarte.
Siento llegar a mi destino.
Con estas pocas rimas
pongo punto y aparte.
Que llore por fin este cielo,
para que manantiales, fuentes y ríos
no se vuelvan a secar
surgiendo a pantanos y embalses;
esa agua deseada con anhelo
que por fin nos podamos mojar,
se acaben nuestros males
y la rabiosa sequía deje de herir
con su maléfica rebeldía
a personas, plantas y animales.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla