La comida en el frontón ya casi ha conseguido llenar el espacio en dos largas mesas corridas. |
La primera irrupción del inglés en el título de la fiesta vuelve a constituir un mensaje de orgullosa autoafirmación en este ciclo de fiestas caracterizado por la exaltación de la pedrosanía (si se permite el término). La camiseta, de color vino tinto, daba en su espalda la bienvenida a "la república independiente de Pedrosa". En su torso repasaba toda la tipología de personajes que habitan los pueblos, con su pictograma correspondiente, introducidos por la sentencia: "En todo pueblo hay..." Seguro que mucho nos pueden contar de esta fiesta sus organizadores, porque nosotros no tenemos gran cosa.
Sí que recordamos que este año, en una inteligente decisión de repartir los esfuerzos e implicar al mayor número de personas posible, se comenzó con la costumbre de atribuir pregón y chocolate a las distintas peñas. El pregón corrió a cargo de Los Campareros y, en concreto de Lorenzo. Costumbre que seguiría en años posteriores.
Los maestros paellereos Mane, Aurelio y Fran en plena faena. |
El autor del pregón, leído desde el escenario donde actuaría posteriormente el grupo musical, ha tenido la gentileza de hacérnoslo llegar, de manera que pueda ser disfrutado por todo aquel que tenga interés en su contenido. Decía así...
PREGÓN FIESTA DE VERANO 2009
DE PEDROSA DEL PRÍNCIPE
Ciudadanos del pequeño mundo de Pedrosa del Príncipe, reclamo vuestra atención para deciros que es un honor para la peña de Los Campaneros dar el pregón de la vigésimo segunda edición de la fiesta de verano, año 2009. Fiesta abierta a todo el mundo y, al mismo tiempo, fiesta rebelde, que se organiza con la participación y para el disfrute de todos los que de dentro o de fuera quieran acercarse a ella. Aunque se recomienda que no se acerquen quienes no quieran un calderazo de agua a según que hora. Y especialmente pensada para los niños, que son actores y protagonistas continuos de la fiesta, de forma que, inconscientemente, esta fiesta invierte año tras año en su futuro.
Tenemos en este momento los miembros de esta peña la rara y reconfortante sensación de que la fiesta vuelve a su punto de partida. Nos sentimos muy orgullosos de estar en el origen de la fiesta del verano. Gracias, por cierto, por darnos esta oportunidad de pregonarlo. Fuimos el motor de arranque de la misma hace 22 años, la chispa que encendió un campo abonado, el chasquido del hielo que desencadenó un torrente de ilusión. Pero nos sentimos mucho más orgullosos de vosotros, sí, de todos vosotros, que habéis mantenido, consolidado y agrandado esta fiesta, algunos o varios asumiendo la carga de la organización, y todos apoyándola de una manera u otra; y participando de esa mentalidad colectiva que veía en esta fiesta algo natural e irrenunciable. Ahora me digo que deberíamos haberlo presagiado cuando veíamos en vuestros ojos de niños, afanados y desbordantes de alegría, tanta pasión por esta fiesta.
La primera edición de esta fiesta de verano tuvo por nombre “Fiesta del VII Centenario de la Fundación de Pedrosa del Príncipe”. Ahí es nada. ¿Sabéis cómo se documentó la efeméride? ¿Por qué se decidió celebrar el séptimo centenario y no el octavo o el noveno? Puedo asegurar dónde se gestó, en el Tele-club, pero no precisamente en la biblioteca, que entonces estaba dentro del bar, allí al ladito. Fue, a ojo de buen cubero, pensando en la iglesia y en la ermita. En fin, queríamos celebrar un centenario y algún momento había que elegir. Qué importancia tenían un par de siglos más o menos. Claro que ya puestos podíamos también haber dado el nombre del fundador: don Diego Porpelos, por ejemplo, don Pedro del Páramo o doña Mencía de la Olma. Ahora bien, más allá de centenarios y de fundaciones, hoy estamos seguros de que este bello paraje habitado ha existido desde siempre y que cada uno haga volar su imaginación y dé a esta palabra el contenido que quiera. No hace falta que lleguéis a Atapuerca que el pedroseño es una especie aparte y viene de otro mono, más mono, pero menos gorila.
Los dos años siguientes a la primera edición se nos sumó el Comité y muchas ediciones siguieron de su cuenta, y vinieron otras peñas y nuevas ediciones hasta el día de hoy. Reitero los agradecimientos a todas las peñas y a todos los que hacéis posible esta fiesta. Nosotros nunca olvidaremos la fiesta de 1988 intitulada “Del Amor a la Mujer”, pero más conocida como fiesta de las poesías y los claveles, afortunadamente hay un video sobre la misma, ni la fiesta de 1989 con aquella manifestación a las 12 del mediodía por las calles del pueblo exigiendo la liberación de Nelson Mandela, entonces preso del régimen del apartheid surafricano, con eslóganes como el de “ahí estás tú Desmond Tutu” obispo de Suráfrica favorable a la liberación del preso más famoso del mundo, o con aquella pancarta, entre otras, que llevaban por entonces unos niños (nunca he sabido quienes fueron) con el mensaje de “Pieter Botha me la toca”, éste que era el dirigente del régimen opresor.
Un momento de silencio, por favor ¿Alguien oye las campanas? Ding-dong, ding-dong. Tilín-tilín, tilín-tilín. Tolón-tolón, tolón-tolón. ¿Por quién doblan los campaneros? ¿Por qué suenan las campanillas? ¿Por qué resuenan los cencerros? Yo os daré la respuesta: los campaneros, las campanillas y los cencerros redoblan por la fiesta. La fiesta es música, es amor y es desinhibición. Es ding-dong, tilín-tilín, tolón-tolón. Esa era nuestro lema y sigue siéndolo en este tiempo. Bien que en aquel momento tenía un enunciado más gamberro y nuestro de grito de guerra era: ¡Sexo, alcohol y rock and roll! Para qué íbamos a llamarlo amor cuando queríamos decir sexo, para qué vamos a llamarlo desinhibición cuando siempre o casi siempre está presente el alcohol y para qué vamos a decir música y baile si lo que nos gustaba y aún nos sigue gustando es el rock and roll.
¡Campaneros! ¡Pedrosa ! ¡Sexo, alcohol y rock and roll para esta fiesta!
Es un slogan para adultos, por supuesto. Como somos la peto peña más veterana, unido a nuestra responsabilidad de padres, es necesario aclararlo. Para los pequeños y para los que ya se creen adultos pero no lo son, es preciso explicar que es un mensaje para un contexto, que si dijéramos amor, desinhibición, música, parecería que no estamos de fiesta. La puñeta de no ser joven, estrictamente joven, es que tenemos que hacer un discurso para todos y además dar explicaciones.
Para nosotros esta fiesta, así como el nombre artístico de nuestra peña, tienen un antecedente lejano en la noche del 4 de septiembre de 1981. Estábamos reunidos, como tantas noches del verano, en torno a las escaleras del teleclub. Utilizábamos con mucha frecuencia como lugar de reunión la biblioteca en el interior y las escaleras en el exterior del Tele. Le recuerdo totalmente abarrotado de gente aquella noche. Entonces aún había mucha gente en el pueblo. A alguien se le ocurrió la idea de tocar las campanas, voltear las campanas de la iglesia, como en los grandes días de fiesta, cuando desde el primer momento de tocar cada uno de los tres signos para ir a misa hasta el último en que transcurrían 30 largos minutos, las campanas volaban sin descanso. Se necesitaban cuando menos media docena de personas para llevar a cabo esta empresa. A nosotros nos sobraba gente y aquel día contábamos con un motivo que servía de excusa para nuestros propósitos: al día siguiente se casaba una bella moza del pueblo. Lo de las campanas no era típico, es verdad, pero sí que se solían tirar cohetes y anunciar de alguna manera a bombo y platillo las bodas el día de la víspera.
Pasaba el tiempo y no conseguíamos las llaves de la iglesia, que si están donde las Chiguitas, que si en la casa del cura, que si no contábamos con el permiso del cura… Estábamos a punto de desistir, de hecho muchos de la cuadrilla se aplicaron a otras ocupaciones. Pero Isidro había cogido ya esa bandera y para Félix no hay obstáculos, sólo cabía sí o sí, como con los comienzos de esta fiesta a pesar de los múltiples inconvenientes que en su momento existieron. Conseguimos el permiso del cura y las llaves y cuando llegamos a la iglesia ya eran prácticamente las 12 de la noche. Y entonces empezó la explosión campanera contra el silencio de la medianoche más espectacular que nunca se haya oído entre el páramo y el Odra .
Lo que sucedió poco después aún fue más sorprendente, al menos para nosotros. Cuando llevábamos unos quince minutos volteando todas las campanas del campanario, empezamos a ser conscientes de que el pueblo (una gran parte de él) se había congregado en la puerta de la iglesia con calderos, horcas e instrumentos de combate contra el fuego, y como el fuego no existía buscaban como enemigo a quien les hizo saltar de la cama o salir de su casa a esas horas, y con cara de muy malas pulgas. El rifirrafe que siguió no dejó títere con cabeza, aunque no afectó a nuestra integridad física, afortunadamente.
Cuando llegó el alcalde con la Guardia Civil ya habían empezado a tranquilizarse los ánimos, pero el pueblo aún enardecido exigió de las autoridades la aplicación del pertinente castigo a los causantes de aquel incendio sin fuego. Y efectivamente, se nos sancionó con una jornada de trabajo gratis en la pavimentación de las calles que entonces estaba en marcha. Una especie de trabajos forzados, que se disfrazó con la bella expresión de trabajo a concejo.
Esta es la más extraña fazaña realizada por los campaneros, que dio nombre definitivo a la pandilla; hazaña o travesura que siempre pensamos que no tenía sentido alguno. Coñe, teníamos todos los permisos en orden y tampoco era para tanto, pero aquella noche el pueblo estaba imparable. Honestamente, hicimos travesuras bastantes peores que esa, pero nunca se sabe cuándo llega el éxito.
Como decía, para nosotros este hecho es un antecedente remoto de la fiesta. Un verano en Pedrosa sin esta fiesta nos hacía buscarla como fuera. El ánimo festivo entre los jóvenes también es imparable. Y ya lo dijo un poeta local: “El verano es un hastío si no le damos marcha al estío”.
Este pregón se quedaría corto si no mencionase expresa y concretamente un lugar en el mundo dentro de nuestro corazón, para muchos de nosotros el centro geodésico de nuestra existencia. Por supuesto hablo de PDP, Pedrosa del Príncipe, de sus gentes sin excepción, de su síntesis. Por ello quiero finalizar este pregón con la canción de efervescencia patriótica que más veces he oído en las fiestas de Pedrosa de los últimos años, que además tiene una letra cortita y fácil: OH SÍ PEDROSÁ, PEDROSÁ, PEDROSÁ. Por favor, todos, OH SÍ PEDROSÁ, PEDROSÁ, PEDROSÁ…
Lorenzo Castro Manrique. En nombre de la PEÑA DE LOS CAMPANEROS.