 |
Desayuno bodeguero con el gorro moruno |
El título de la fiesta de este año es, tal vez, el de una interpretación más compleja. La expresión "moro Juan" era relativamente frecuente en aquella época, no recuerdo bien ni en qué contexto ni por qué. Tiene un innegable atractivo, pues asocia una etnia foránea con un nombre típicamente español. La añadidura del "Recuerdo" acababa por quitarle cualquier atisbo de lógica a la expresión, así que nos quedamos con ella.
Este año nuestro modelo primitivo dio claras señales de agotamiento. Tras el fiasco del año anterior, ya no hubo acto central, que siempre habíamos considerado básico, ni tecnoverbena, pues el ayuntamiento ponía de su cuenta ya el conjunto musical. Empezaba a estar claro que nuestro tiempo iba pasando y que la fiesta, para sobrevivir, necesitaba otro enfoque.
 |
Momentos previos a la carrera de carretillas submarina del año 1993. |
Sin embargo había cosas consolidadas para siempre. El desayuno en las bodegas, por ejemplo, del que queda la bonita foto que encabeza esta entrada. La camiseta, que en esta ocasión, una vez aprendida la lección de la edición anterior, tomó un rumbo absolutamente comercial: Pedrosa del Príncipe, un pequeño lugar... en tu corazón, con una imagen del pueblo como ilustración. En la parte anterior tratamos de innovar un escudo para Pedrosa, en el que aparecía el rollo de la plaza de la iglesia enmarcado por la sentencia latina Nec temera nec timida (ni temeraria ni cobarde) que habíamos encontrado en un escudo nobiliario en la catedral de Cork, en Irlanda. Afortunadamente la iniciativa no cuajó y con posterioridad se diseñó un escudo como es debido, con todas las bendiciones heráldicas. El cambio de lema hizo que se vendieran todas en la misma tarde que las trajimos de Burgos, en el intervalo que permaneció abierto el maletero del coche.
Estaba totalmente consolidada también la carrera de carretillas submarina, con su trayecto ya fijado para siempre, de la que damos testimonio gráfico de su salida.
 |
Carlos festeja su victoria en el campeonato de frontenis, arropado por una
multitud de seguidores. |
En las competiciones deportivas la estrella era el campeonato de frontenis, que se iba jugando los días previos, dejando la final para el viernes de la fiesta. Tenía como pomposo título "Ciudad de Pedrosa". En la edición de ese año, el ganador en la categoría masculina absoluta fue Carlos Arenas, y el recuerdo de su triunfo ha quedado inmortalizado en una foto en la que aparece rodeado de una turba de admiradores montados en un seiscientos de competición que conducía Miguelo. Y también tenía su interés la famosa Memorial Federico Engels, la carrera ciclista que cada año nos costaba más organizar. En una edición en la que nos decantamos por el modelo contrarreloj, desde la plaza del Reloj al arranque del camino del Pinacho, uno de Valbonilla se nos enfadó porque cortamos momentáneamente la carretera al tráfico, y nos amenazó con denunciarnos a la Guardia Civil. Y era tan costoso y farragoso el trámite de pedir permiso, que en años sucesivos la carrera fue una vuelta al regadío, en competición libre (cada cual con la bici que tuviera), y con la meta puesta en la subida de los cascajos, o la subida al Pinacho por el camino. El caso es que la Memorial contó con diez ediciones, desde 1993 a 2003, entre las que fueron legendarias las disputas entre Jesús y Fran en la ascensión al Pinacho mantenidas varios años.
 |
Gonzalo, uno de los más activos organizadores en aquellos años,
ataviado con el sombrero moruno. |
Gerardo Manrique