lunes, 15 de agosto de 2022

Tu cara me suena 2022: una imagen para el recuerdo

Por lo que nos cuentan, y por los testimonios gráficos que van llegando, la edición de este año del TCMS ha resultado antológica. Además de un nivel en los participantes que no deja de crecer, aunque parezca tarea imposible, su puesta en escena nos ha deparado una imagen icónica que quedará para siempre en la retina colectiva del numeroso público asistente (y del no asistente, al que la estampa impacta incluso más). Una especie de Nosferatu o Quasimodo, alzado al único vano que se abre en el contundente frontón de la iglesia, blande a los sones del O Fortuna de los Carmina Burana una bengala que desprende una densa humareda de color rosáceo. La imagen reproducida aquí, captura de una de vídeo, potencia con su insuficiente pixelado la aparición espectral del personaje.

Una idea genial, ese prólogo a la actuación de Kiss, que ha dado sentido por primera vez en varios siglos a esa enigmática ventana que se mantuvo tanto tiempo cegada. Ayer cobró una impensable virtualidad escénica, casi cinematográfica, dejando una estampa para el recuerdo. 

La actuación de Kiss, con una impresionante labor previa de maquillaje y vestuario, siguió sorprendiendo al público, con sus efectos pirotécnicos y la implicación a tumba abierta de sus figurantes. Una  actuación impactante, a la que no desmerecieron todas las demás, poniendo de manifiesto otra vez la gran idea de trasladar al ámbito de PDP (donde la creatividad y valentía de los participantes no deja de sorprender) el famoso formato televisivo. 

El cuarteto neoyorquino, con nuestro corresponsal Víctor, a la batería, entre sus componentes