Como cabe suponer, Pedrosa no fue ajena al clima de polarización política que se vivió durante la Segunda República española en todo el país. Fueron tiempos muy agitados y convulsos, que desembocaron en una funesta Guerra Civil y una "larga noche de piedra" que acallaron su recuerdo.
Cuando, de niños, vivimos los emocionantes años de la Transición, un admirable esfuerzo colectivo de convivencia, parecía como que todo aquello fuera algo nuevo: la constitución, el sistema parlamentario, los partidos políticos, las elecciones... Es evidente que se miraba más hacia el futuro que hacia el pasado y que, por decirlo de alguna manera, hubo una cierta quiebra en la tradición oral que va transmitiendo el conocimiento y la experiencia de generación en generación.
Por eso nos resulta llamativo encontrar en la prensa de los primeros años treinta testimonios de una militancia política tan intensa o más que la que vivimos en nuestra época.
Como es bien sabido, la marcha de España del rey Alfonso XIII (y el consiguiente advenimiento de la Segunda República) dejó a las derechas españolas totalmente desorientadas. Para muchos, había desaparecido su líder natural, el rey, y a otros cuantos les costaba acomodarse en el nuevo sistema político. Todo esto, sumado a la implantación pacífica y entusiasta del nuevo régimen, pudo crear el espejismo entre los dirigentes republicanos de que la derecha tradicional española había desaparecido, se había volatilizado, y que la vigencia de los valores republicanos sería tan natural y permanente como el amanecer de cada día.
Pero es evidente que la estructura sociológica de un país no cambia de hoy para mañana, y que la derecha española se encontraba aturdida y confusa, sin organización ni liderazgo, pero su base social ni había desaparecido ni se había volatilizado. A mi juicio, el dejarse llevar por aquel espejismo, fue uno de los errores de cálculo que cometieron los dirigentes republicanos.
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Gil Robles en un mitin (1935) |
A la altura de marzo de 1932, ya aprobada la Constitución republicana y con casi un año de gobierno reformista, Gil Robles recorría España, sobre todo las zonas más tradicionalistas, alentando esa alternativa aún en ciernes. El día 13 de ese mes, domingo, participó en un mitin en Carrión de los Condes, de cuyo desarrollo tenemos dos crónicas, una debida a El Día de Palencia, periódico totalmente entregado a la causa (era el órgano de difusión de los agrarios) y otra al Diario Palentino, el típico periódico de provincias, también afín ideológicamente, pero algo más contenido y equidistante.
El mitin fue organizado por Acción Nacional Agraria de Palencia. Como se ve, el proceso de unificación de la derecha estaba aún en marcha, pues aún no se había sustituido el nombre de Nacional por Popular, y se sumaba el apelativo "agrario", que designaba a una minoría de la cámara cuyos diputados se presentaron incrustados en distintas listas de la derecha, hasta que en 1934 se constituyó formalmente el Partido Agrario Español. En todo caso, el apelativo era un guiño para atraerse la simpatía del numeroso contingente de agricultores de las grandes zonas cerealísticas de la península, y con mucho arraigo en provincias como las de Burgos o Palencia.
Las crónicas hablan de una gran concentración en Carrión de los Condes, unas 15.000 personas, que desbordó con mucho el aforo del local, habilitándose en el exterior un sistema de megafonía para que todo el mundo pudiera oír los discursos.
Uno y otro periódico describen con minuciosidad y pasión el acto, reproduciendo las palabras textuales de los oradores y las reacciones de la militancia, y ambos (y es aquí donde aparece nuestro pueblo), dan noticia de una expedición de simpatizantes procedente de Pedrosa del Príncipe.
El Día de Palencia lo incluye en un epígrafe titulado "Notas simpáticas" y que dice así:
"Se han registrado notas altamente simpáticas, ofrecidas por algunos pueblos que enviaron nutridas representaciones al mitin.
Citaremos en primer término, por tratarse de una localidad que no es de esta provincia, la que dieron la mayoría de los vecinos de Pedrosa del Príncipe (Burgos), quienes a pesar del temporal de lluvias que se había iniciado el día anterior, realizaron el sacrificio de efectuar un viaje, teniendo que salir de allí a primera hora de la mañana, para llegar a tiempo al acto".
El Diario Palentino, más comedido, también resalta la presencia del "núcleo político" de Pedrosa en aquel acto:
"Estaban representados oficialmente los núcleos políticos de Acción Nacional de Paredes de Nava, Astudillo, Itero Seco, Villanueva de los Navos (sic), Villameriel (sic) y Pedrosa del Príncipe (Burgos)".
Que el núcleo era militante y activo lo pone de manifiesto la crónica de otro mitin, en el mes de julio del mismo año, celebrado en Cevico de la Torre, y en el que, además de Gil Robles, tomó la palabra el diputado por Palencia, Abilio Calderón, ilustre prócer agrario, que había llegado a ser ministro de fomento y trabajo en tiempos de la Restauración. Tras una extensa crónica del acto, el periodista nos informa de la vuelta a casa de los asistentes, que denomina el desfile, y que reza así:
Ya se ha comentado en este mismo blog (enlace) que la corriente política agraria ganó en Pedrosa las elecciones municipales que, en algunos municipios, tuvieron lugar en abril de 1933.
Son detalles que he encontrado por ahí (a los que podrían y deberían añadirse otros muchos, de todas las tendencias políticas, para completar un retrato más completo) que ponen de manifiesto que, desde luego, en Pedrosa hubo en esos años, un más que notable activismo político.