Afortunadamente, hay espléndidas ideas, más realistas y factibles, que se llevan a la práctica y que figurarían con mayor merecimiento en esa sección. Así nos parece la de habilitar un paseo desde la vadera del Odra hasta la cruz de Castro, cuyo entorno ha sido recientemente acondicionado.
Como hay muchas ciudades que un día se abrieron al mar, del que les alejaba alguna degradada barrera industrial, y de repente ampliaron sus horizontes, a nuestra modesta escala, ganar para el pueblo la ribera del río, en un itinerario con un destino tan entrañable y tradicional como la cruz de Castro, puede tener un efecto semejante.
Así que supone todo un placer contemplar esas imágenes que nos han llegado del arreglo del entorno de la vadera y del camino que se abre hacia la cruz de Castro. Poco a poco, y sumado este trayecto al hermoso paseo de las cruces hasta la ermita, se va configurando una especie de senda periurbana con mucho encanto y atractivo.
