martes, 4 de enero de 2022

El palomar de Pedrosa


Pedrosa, si nos ponemos un poco ampulosos, se podría considerar territorio limítrofe de Tierra de Campos, en la frontera con lo que sería el País de los Páramos. Una de las construcciones más características de la gran planicie cerealística castellana son los palomares. Sorprende la magnitud, la complejidad y el esmero artístico de estas construcciones (dedicadas a la cría y explotación de las palomas) que tanto menudean por nuestros pueblos vecinos de la Provincia de Palencia. Los hay de planta circular, cuadrada, rectangular, octogonal... Tenemos soberbios ejemplares en buen uso en Astudillo, Santoyo o Támara de Campos, por citar sólo algunos ejemplos muy cercanos. 

En Pedrosa, en nuestra condición periférica de Tierra de Campos, teníamos también palomares, de manera destacada uno a la salida del pueblo, camino de Castrojeriz. Ya de niños conocimos este gran palomar en estado ruinoso, dejando ver las entrañas abiertas de su columbario de adobe, el material más dúctil en la construcción de estos edificios. 

Nada queda ya, salvo el perímetro de su recinto, del gran palomar de Pedrosa. Pero antes de desaparecer nos dio tiempo de hacerle una fotografía y conservar, al menos en imagen, la grandeza y complejidad técnica de su edificación y su alambicada fábrica de adobe.