viernes, 5 de noviembre de 2021

El programa de Fiestas de 1972


En el pasado puente de los Santos, Jesús Borro me confió un pequeño tesoro. Con su radar ultrasensible para las cosas de Pedrosa, permanentemente activado, había dado con él por el piélago de internet, en una de esas páginas donde todo se compra y se vende. Se trata, nada menos, que del Programa de Fiestas de Pedrosa del Príncipe del año 1972. Aquellas fiestas que, a mis seis tiernos añitos, recuerdo como un acontecimiento colosal que transformaba mi tranquilo pueblo en el escenario de todo un carrusel de emociones. Después de pasar revista a todos los actos programados, como en un aparte, se dice: Las barracas de Feria, tiovivos, puestos de tiro y venta de artículos, tómbolas, se instalarán en los sitios de costumbre.

El folleto consta de cuatro folios grapados en orientación apaisada que ofrecen portada y contracubierta a todo color y, entre ellas, doce páginas escritas en tinta de tonalidad marrón. Su estado de conservación es excelente, y pareciera haber sido entregado ayer por las casas del pueblo. 

Se nota el patrocinio de la Caja de Ahorros del Círculo Católico (el folleto se califica como "obsequio" de esta entidad), cuya publicidad acapara la cubierta trasera de la publicación. A lo largo de sus páginas se percibe la intención de crear un producto esmerado, acorde con un momento de esperanza y optimismo. El Teleclub "piloto" asume un protagonismo tal que la reina y corte de honor de las fiestas lo son del Teleclub, y a su junta directiva (la del Teleclub nº 3.946 de la Red Nacional) se dedica toda una página.

El valor testimonial del documento, a nuestro juicio, es enorme. Ofrece mucha información no sólo sobre la generación que por aquellos tiempos estaba en su apogeo (se citan los nombres de muchas personas, buena parte de las cuales, lamentablemente, ya no están entre nosotros), sino sobre el estado de ánimo y el sentimiento de cierto orgullo colectivo que se vivía entonces. Ese año, en un tiempo récord, se habían pavimentado las calles, como se destaca en la reseña titulada "Una pica en Flandes" y que, con cierto ardor retórico, considera aquella acción como una gran gesta colectiva. Había, por cierto, y de acuerdo con el anuario que se incluye en sus páginas, más nacimientos que defunciones.

También tiene la virtud de transportarnos a aquellas fiestas de diana a las autoridades, sesiones de baile vermouth, tiro al plato, partidos de fútbol de solteros contra casados (cuyo trofeo era una "chuletada en el Cotorro Quitapenas"), bailes públicos en la Pradera del Portillo y grandes verbenas a las doce de la noche en la Plaza del Ayuntamiento.

Pero para qué tantas explicaciones. Lo mejor es repasar sus páginas con detenimiento, convertidas en imágenes digitales (algo que, sin duda, no sospecharon sus redactores de entonces), y dejarse llevar por el eco de las sensaciones y los sonidos que, a buen seguro, despertará en nosotros su lectura. Muchas gracias, Jesús, por compartirlo. 

Portada


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Contracubierta