Hay que destacar el cariño con que el autor hace referencia a Pedrosa en sus páginas, siempre con calidez y un punto de admiración. Llega a decir, en un pasaje, haciendo referencia a Pedro el Herrero (mi abuelo materno), "Era de Pedrosa del Príncipe y con ello está todo dicho..."
Pero lo que más me ha interesado del libro es una noticia que se ofrece como de pasada, cuando el autor menciona la inauguración del suministro de energía eléctrica y la instalación del teléfono; y cuando lamenta, además, que no llegara hasta Valbonilla el coche de línea. Esta circunstancia, que parece atribuir a no tener el pueblo un vínculo más estrecho con Pedrosa, da pie a un epígrafe titulado Razones que no se entienden muy bien, y que reproduzco tal cual aparece en el libro (págs. 149-150):
Cabe aquí reseñar que en el año 1941 en fecha seis de mayo, al Gobernador Civil de la Provincia, se envió un escrito encabezado por Leovigildo Castrillo y firmado por la práctica totalidad de los vecinos, exponiendo respetuosamente y aduciendo razones de vecindad y cercanía con el pueblo de Pedrosa del Príncipe, para anexionarse al Ayuntamiento de esa localidad.
Con anterioridad se presentó escrito al Ayuntamiento de Castrojeriz en 23 de mayo de 1940, citando los artículos 10 y 12 de la Ley Municipal de 31 de Octubre de 1935, alegando en primer lugar la falta de buenas comunicaciones con Castrojeriz, en contraposición con la cercanía de Pedrosa del Príncipe, así como otras razones. Y después de un estudio repensado y viendo los pros y los contras, se definió que Valbonilla seguiría siendo un barrio de Castrojeriz, pues así ha sido desde siempre. Y Valbonilla dócilmente aceptó, aun con reservas, tal disposición para la sana convivencia.
Nos debe enorgullecer a los de Pedrosa esa tentativa de unificación por parte de nuestros vecinos, poco después de la Guerra Civil, que de seguro no hubiera sido una mala cosa, de llevarse a la práctica.
Estos últimos años esos vínculos, siempre permanentes, se han visto afianzados con la marcha nocturna anual de Pedrosa a Valbonilla en el mes de agosto y con la puesta en marcha de la ruta a la fuente de La Pedraja, el generoso manantial que está en el páramo de Valbonilla.
Por lo demás, el libro tiene una bonita encuadernación, con tapas duras y buen papel de edición, así como una apreciable calidad en sus imágenes ilustrativas. Y, por supuesto, a quienes somos de por la zona, tantas referencias a personas y cosas que nos son tan próximas nos resultan muy gratas de ver y leer. Enhorabuena al autor, porque todo libro sobre nuestros pueblos supone una tarea nada fácil de llevar a cabo y que merece ser recibida con alborozo.
Gerardo Manrique