Uno de los lugares mágicos de PDP, a la luz del atardecer, es la fachada de la ermita y del cementerio. Al abrigo del cierzo y con el calor acumulado durante la tarde, es un lugar placentero para pasar un rato, reflexionando o, simplemente, entregarse a la caricia del sol.
Se puede subir por el camino de las cruces, que ha quedado tan pintoresco, con sus pinos, cipreses y bancos de hierro forjado. Pero también por la acera que sube junto a la carretera. Ambos caminos, iluminados por farolas, completan un bonito y muy agradable itinerario para pasear.