jueves, 1 de julio de 2021

El cementerio de Pedrosa

 


Haciendo uso de la función de gran angular, Víctor nos ha obsequiado con esta impresionante vista del cementerio de Pedrosa, del que consigue recoger casi toda la pared que mira al páramo. Las ramas de los cipreses de la entrada encuadran con elegancia la perspectiva, igual que la línea del cerro más allá de la tapia y, más allá todavía, el azul del cielo, que se apodera de la mitad de la imagen. Si quisiéramos darle a la fotografía un sentido místico, veríamos en ella, casi correspondientes, una parte de tierra (con sus asperezas y lamentos) y otra parte de cielo, más limpio y esperanzado. 

El cementerio de Pedrosa es uno de más hermosos y mejor ubicados que podemos encontrar por la zona. Construido al amparo de la ermita, cuando las normas higiénicas sacaron los camposantos del casco urbano, sólo precisó tres paredes, que se alzaron de piedra, con solidez y buena geometría. Le da acceso una alta puerta de hierro, con un juego de varillas trenzadas que permite contemplar su interior desde fuera. La entrada a la ermita y al cementerio, casi consecutivas, han hecho posible un pequeño patio adoquinado común en el que se puede descansar, bien a la sombra de los árboles en un banco de hierro, bien en un asiento corrido de piedra que discurre a lo largo de las dos fachadas. Un lugar muy bien orientado al atardecer y al abrigo de los vientos, donde es toda una delicia demorarse un rato tras evocar con cariño a quienes ya nos dejaron. 

Hoy en día, además, el acceso desde el caserío, bien por la acera que discurre paralela a la carretera de Valbonilla, bien por el restaurado camino de las cruces, es muy cómodo y bien iluminado por la noche. El camino de las cruces, además, compone una singular Vía Dolorosa que culmina en el calvario que campea en el centro del cementerio. Un paseo que trasciende las cosas de este mundo. 

Foto: Víctor Manrique
Texto: Gerardo Manrique