Como leonas tendidas en la sabana... (PDP - Grijalba)

 

Origen	Destino	Distancia en Kms.	Acumulado
PDP	Castrillo Matajudíos	8,2	8,2
Castrillo Matajudíos	Villaveta	4,8	13
Villaveta	Villasilos	1,8	14,8
Villasilos	Villasandino	5,9	20,7
Villasandino	Grijalba	6,7	27,4
Grijalba	Sasamón	7	34,4
Sasamón	Olmillos	2,5	36,9
Olmillos	Castrillo de Murcia	6,3	43,2
Castrillo de Murcia	Castrojeriz	11	54,2
Castrojeriz	PDP	6,8	61

Con ganas de llanear un rato, salimos de Pedrosa por el camino de Carrecastrillo que, como su nombre indica, nos lleva hasta el antiguo Castrillo Matajudíos (mutado hoy, en virtud de la corrección política vigente, en Castrillo Mota de Judíos). Sin grandes ondulaciones del terreno atravesamos el glorioso pueblo de mi abuela Poten, Villaveta, con su impresionante iglesia dedicada a la Inmaculada (siempre protestaba mi abuela, cuando le picaba con el tamaño de su pueblo, la primacía de su iglesia sobre la de PDP, sobre lo que no había cosa que argüir), y también Villasilos, cuya iglesia tiene una de las torres mejor labradas y más armónicas de toda la comarca. 

Iglesia de Santa María de los Reyes, en Grijalba.

Por el mismo tránsito que hacía nuestro coche de línea (digo “hacía” porque ya le he perdido la pista, y no sé ni si sigue, ni por dónde sigue ni con qué horario) llego a Villasandino y, sin entrar en su caserío (que me perdonen su puente medieval con su arco de pontazgo, y sus dos airosos templos, testigos de pretéritas abundancias) tomamos un camino asfaltado hasta la referencia de nuestra ruta de hoy, la Ecclesiam albam de los documentos medievales, devenida, por los caprichos de la evolución del latín en nuestra lengua, en el actual topónimo Grijalba. 

Portada de la catedral de Sasamón, con 
uno de los mejores tetramorfos que se
pueden encontrar.

Buenos recuerdos guardo de mis anteriores visitas a la monumental iglesia de Santa María de los Reyes, sobre todo de su poderoso rosetón y demás vidrieras, hoy en plena restauración. Pero me reclama con una imantación imposible de resistir la antigua Segisama Iulia, el actual Sasamón, con los restos de lo que fue templo catedralicio. Allí, no muy lejos de la espléndida copia de la puerta del Sarmental de la seo burgalesa, hago provisión de agua en una fuente. 

Y con esas me voy a Olmillos y, volviendo a la derrota del coche de línea en uno de sus tramos más austeros, voy a dar en Castrillo de Murcia (topónimo que siempre llamó mi atención, pues me cuesta imaginar a Muza por estos lares). Por un camino asfaltado que llanea hasta Castrojeriz dejo la patria del Colacho, hoy conmemorado en una hermosa escultura metálica, no muy lejos de su monumental arco de entrada. 

Desde Castrojeriz me resisto a terminar la ruta sin una modesta ascensión, así que, por el camino que sale del cementerio (creo que lo llaman “del Cueto”) subo a nuestro eterno páramo para espantar conejos, perdices y hasta crías de corzos hasta que doy con el hito geodésico del Carril, nuestro Pinacho, desde el que llego a mi punto de partida, no sin la obligada reverencia previa a nuestros difuntos del cementerio y a la ermita que les da cobijo. 

Iglesias de la Ascensión y la Natividad (siempre advocaciones marianas),
tendidas como leonas en la sabana, oteando la inmensa llanura.

Ruta en que se ven en la distancia las iglesias de Villasandino, Villasilos y Villaveta, tendidas como leonas en la sabana, oteando la inmensa llanura…