Parece haber llegado
esa sucia mano criminal
en una mente plagada de malicia
con un triste fugaz recado,
la mayor de las penurias
destrozando a Portugal,
aterrando a Asturias,
desangrando a Galicia.
En un clima de desolación
con lenguaje de llamaradas
apareció el fuego
también en tierra de León
mordiendo con fuertes dentelladas;
dejando un paisaje ciego
imperando con destrucción
arboledas y casas abrasadas.
¡Ay de mi patria, qué pena!
cargada de cruel sufrimiento,
a ver si alguien lo condena.
Se queman nuestros montes
entre llamas asesinas,
incendiando praderas y bosques
pinos, hayas y encinas,
ayudadas por el viento.
Se acrecienta esta sauna
reportando asedios abismales
miles y miles de hectáreas
escaneando a toda la fauna
esas cosas tan necesarias,
¡adiós plantas y animales!
Cielos, queremos vuestra bendición
para destruir las hogueras del mal
para que esto no sea eterno
y se renueve una luz de la ilusión
sacando todo este infierno.
Que se diluya ese horrible temor
acabando con este ojo bestial,
que lleguen lluvias, por favor.
Poesía como mejor mensaje
para una tierra que se empaña,
hoy mando toda una señal;
estos versos son mi viaje
con los que hacen una gran hazaña
mostrando todo su coraje:
¡Un hurra para todo Portugal!
¡Y viva, que viva mi España!
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla