viernes, 20 de diciembre de 2019

El descanso de la sonrisa de un valiente

Hablar de un gran hombre
recordando a mi primo,
a aquella gran persona, 
para todos un gran amigo.

Esa sonrisa perdida,
ese rostro alegre en tu mirada,
aquel gran hombre valiente 
con esa barba engalanada
pero que muy agradecida;
ayudaba siempre a tanta gente,
dejando esa huella tan marcada
del trabajador humilde 
y complaciente.

Pensar que ese irónico cielo,
en día oscuro y nublado;
contenía un misterioso báculo,
inoportuno dañino segador
dejando ese oscuro velo,
interponiendo ese gran obstáculo:
sangrante, frío, desolador,
esa maléfica guía del pecado,
destruyendo siempre lo mejor, 
ofreciendo distinto oráculo,
combinando las cartas del otro lado. 

Si se pudiera dar marcha atrás, 
mutilando todo ese empeño
buscando el destino cambiar,
retroceder los acontecimientos
para hacer poder regresar,
decir que todo fue un mal sueño,
aquella noche de malos vientos.

¡Qué pena, tú ya no estás!
Pero te tengo en mis pensamientos. 

Tu honorífica casta de alegría,
se disipa en un instante, 
hallándose con la guadaña blandida,
malvada y endemoniada;
disfrazada de cruz al volante
cuando quizá la vida más te sonreía
cambiaba todo en un instante:
dejando a tu hija desamparada
y una perrita rubia de acompañante.

La gran figura del "Negro" Jesús:
siempre estará a mi lado,
formando parte del pensamiento;
qué mordaza contiene el cruel destino,
queriendo poner piedras en el camino,
dando paso hacia el sufrimiento;
¡querido primo, aquí nos has dejado!
Siempre serás bien valorado,
no solo formas parte del pasado:
Hoy se divisa una nueva estrella en el firmamento.

Andrés Rastrilla, poeta de Castilla