Una tarde de verano
en un agosto de impresión
montando en coche
con un gran compañero,
amante de la noche
llevando mis versos en mano;
dejando un gran broche
muestra de mi gran inspiración.
La tarde respondía tono de alegría
para mí un día especial
esperando una gran entrevista
con una gran voz de pleitesía:
la voz de una gran periodista
la simpática y bella dama
que me puede alzar a la fama
afable señorita Mariló Carvajal
con besos y abrazos me despedía.
Gracias por escuchar a este escritor:
un autodidacta del pensamiento
por dejar demostrar mi valor
para que Burgos tenga conocimiento.
Luego la tarde invitaba al paseo:
va siendo hora de tomar cerveza
y esta fecha solicita recreo:
cómo estaba todo escrito
Isidro no te comas la cabeza
vamos a comer al morito
sin preocuparnos de que haya jaleo.
No le pongas trabas:
que nos sirvan cañas con limón
pidamos le también unas bravas;
déjate de historias y de tretas
verás que pronto acabas
pediremos unas deliciosas setas
con unas gulas rellenas de jamón.
La simpatía del camarero:
se hacía agradable su desplante
las setas se retrasaban:
Don Isidro tenía prisa
servían por todos los lugares
y uno y otro plato pasaba
el barman mostraba su sonrisa
diciendo porque no pediste calamares.
Voy a aprovechar este instante,
no quiero comerme el tarro
quiero salir a la calle:
me fumaré un cigarro
y buscaré un asiento
esperando no se demore el alimento;
¡Por fin ese gran detalle!
Don Isidro se pone contento
parece ser que han llegado las setas
Menos mal que ilusión
usted pida pan y deje de recetas,
tómese una caña con limón,
comiendo con fundamento
y dejarse de puñetas
aprenda a elegir la ración
pues parece que se ha echo tarde
y esto se demoró un mogollón.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla