Alguien ignora una realidad
entre utopías por realizar
bohemios buscando la verdad
revañando últimos flujos invernales;
noctámbulos en la distancia,
atraídos por la oscuridad
removiendo la fragancia
buscando alguna novedad
de una noche con otra sustancia
mirada tras los ventanales.
Una espiral lejana y desconocida
con elementos para pecar
con algún inédito mensaje
quizás imposible de descifrar
dentro de un extraño engranaje
con una fortaleza encendida.
Un filme lleno de originalidad
sellando una firma en el firmamento;
espacios entre la verdad
con el cosmos por talento:
la danza de la luminosidad
con la delicia como complemento.
Estáticas quedan las miradas
entre pupilas entre desvelos
alguien a lo lejos se mueve sin cesar
entre románticas baladas
se mueven inquietas en los cielos
una discoteca muy particular
cristalizada en unos ojos pioneros;
una y otra estrella danzar
mostrando sus anhelos;
una mente inquieta vuelve a imaginar
esas auténticas joyas plateadas
que en las alturas quieren bailar:
interpretando el baile de los luceros.
Hoy la noche quiso hablar:
inspirando un nuevo poema
así aprovecho para felicitar
a mí buena amiga Gema.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla