Entre las voces de la alegría
nos encontramos en el silencio
con el hervor de una noche fría
eclipsando los luceros.
Tu rostro suena a bienvenida,
tu mirada era un reflejo,
adivinando palabras
como magia de hechicero,
mi mente no estaba vacía
y se ilumina mi pensamiento.
Para recordarte a ti,
solo me faltó decir:
¡manifiéstate en el espejo!
pues veo tu fotografía
y tu rostro siente deseos
pues se acerca la Navidad
y el día de tu nacimiento.
Es día para celebrar:
la llegada de la Navidad
aparece un niño en un portal,
fecha para no olvidar
a una dama en mi pensamiento.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla