domingo, 8 de septiembre de 2019

Primera jornada de exploración astronómica Claudio Ptolomeo

Cartel anunciador del evento
En el verano del año 2010, en concreto, el día 11 de agosto, y resueltos a disfrutar del fantástico espectáculo de las perseidas o lágrimas de San Lorenzo punteando el horizonte de la noche con sus destellos, realizamos esta convocatoria, no sin cierta presunción, pues nuestros conocimientos de astronomía no daban (ni dan) para satisfacer las ínfulas del título. Al menos homenajeamos, por si lo necesitara, al gran astrónomo de la Antigüedad, el egipcio romano Claudio Ptolomeo.

La idea era distinguir, si no se le ocurría a alguna nube ponerse en medio, las constelaciones más reconocibles y comentar, más que otra cosa, las leyendas mitológicas a las que están asociadas. Había otro motivo no menos importante, el de dar una inyección de aventura a nuestras niñas, que por entonces andaban merodeando los diez años. 

Para todo ello acampamos con dos tiendas de campaña en la cima del Aro. Y todo iba bien, pero una vez montadas las tiendas, sobre las ocho u ocho y media de la tarde, apareció nuestro inefable cierzo, que por allí se multiplica, y desbarató el campamento. Tuvimos que descender a un rellano que hay un poco más abajo, algo abrigado del viento, que nos permitió aguantar, mal que bien, toda la noche. 

Amanece en el Aro,  en el campo base de la expedición,
con las luces de Pedrosa al fondo.
En cuanto al éxito de la convocatoria, y además de los expedicionarios que aportamos los organizadores, aparecieron dos individuos que no se integraron demasiado en la "jornada". 

No recuerdo muy bien el desarrollo de las sesiones antes de meternos en las tiendas a pasar una noche toledana, con el soplo incesante del viento, las piedras sobre el lecho, y todas las demás incomodidades que a cualquier adulto se le puedan ocurrir.

Iohannes Neoptolemus