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Fotograma de Ser o no ser, de Ernst Lubitsch |
Los historiadores del cine hablan del "toque Lubitsch" para resumir la inefable mezcla de elegancia, humor, inteligencia y penetración psicológica del gran director de cine judío-alemán Ernst Lubitsch. Tal vez su película más conseguida sea "Ser o no ser" (To be or not to be), que es la denuncia más divertida e inteligente que se ha hecho del Nazismo en el cine (y en un año tan crítico como el de 1942). Sin solemnes proclamaciones de rechazo, con una increíble maestría en el sutil arte de la alusión, consigue poner de manifiesto la zafia brutalidad e irracionalidad del régimen nazi, que tanto contrasta con la elegancia y libertad en que se desarrolla la comedia en que se envuelve la denuncia.
Uno de los rasgos de la película es su modernidad moral, el estilo y sutileza con la que navega por un proceloso (y divertido) laberinto de pasiones. La casi divina Carole Lombard (que moriría poco después en un accidente de avión, cuando volvía de una actividad de apoyo al ejército norteamericano) lo dice todo sin decir nada, ante la ingenua pretensión cargada de doble sentido del apuesto piloto británico, que acaba de soltarle, presuntuoso, la siguiente declaración de intenciones: "No me creerá, pero puedo lanzar tres toneladas de dinamita en dos minutos".
"¿En serio?"
Responde María Tura, entre entregada y condescendiente ante esa "potencia de fuego".
Iohannes Neoptolemus
Responde María Tura, entre entregada y condescendiente ante esa "potencia de fuego".
Iohannes Neoptolemus