Sé que fuiste tú, Fredo. Has roto mi corazón.
Turbios negocios han llevado a Michael Corleone a La Habana, en la fiesta de Nochevieja del año 1959. Mientras en los lujosos salones del Tropicana todos se felicitan exultantes el nuevo año, ajenos a esos barbudos revolucionarios que ya han entrado en la ciudad, Michael descubre, en uno de los famosos emplazamientos de las películas de mafiosos (si te dice que..., el primero que abandone el salón..., si te ofrece una entrevista con..., si menciona a...), que su hermano Fredo, su débil y atribulado hermano mayor, le ha traicionado.
En ese momento nada importa la revolución, nada importan los negocios, la herida familiar es profunda, casi insoportable. Y entre el enorme barullo de la celebración esas palabras, que son tan inapelables como una sentencia de muerte. Una de las infinitas escenas memorables de la monumental trilogía de Coppola.
Iohannes Neoptolemus