jueves, 14 de febrero de 2019

2007: Identidad propia

Sirva la foto de homenaje a todos los organizadores (sobre todo, organizadoras) de los
juegos infantiles, cada vez más creativos y vistosos.

Este año, no sabemos muy bien por qué (quien lo sepa que nos lo diga, porfa), la fiesta (sus títulos, sus camisetas, los inolvidables discursos reivindicativos de Ana aupada al escenario de la orquesta) conocen un fuerte giro identitario. Tal vez por los sombríos augurios que siempre parecen cernerse sobre el futuro del pueblo, que tanto contrastaban con la brillantez y vuelo cada vez mayor de la fiesta, tal vez por el puro cariño que se siente por el pueblo, o tal vez el hartazgo de oír lo bueno y bonito que es todo lo de fuera, llegarán unas cuantas ediciones de intensa vindicación de lo propio.

La primera de ellas no puede ser más elocuente, Identidad Propia La camiseta resumía ese arrebato de orgullo por lo nuestro. En la parte anterior aparecía una especie de cartel indicador en el que se podían leer el corral de ganado, el teleclub, las bodegas, el frontón, la ermita, las escuelas y la vadera. Y bajo el cartel, la leyenda: "un pequeño lugar, un gran pueblo". Y la parte posterior, más sociolingüística, hacía un largo acopio de pedrosanismos lingüísticos (chiguitos, corito, rodea, y un largo etcétera de todos conocido) enfrentados a su versión más normalizada en español. Camisa de un impactante amarillo, con una idea de diseño muy brillante, aunque ya en su día me permití hacerle un pequeño reproche, el de no haber incluido entre aquel léxico tan propio nuestra isoglosa más particular, casi privativa de nuestro pueblo: choranca.

Preparando la munición para la carrera de carretillas.
A mí me traía un poco a la memoria aquella segunda camiseta que proclamaba "Pedrosa del Príncipe, un pequeño lugar... en tu corazón", con la silueta de una parte reconocible de nuestro pueblo, la que muestra el ábside de la iglesia. Hay sentimientos que, venturosamente, van saltando de generación en generación.

Gerardo Manrique