2000: La Función

Aguerridos mozos portan la paella al frontón.

En un año emblemático, como el 2000, con el que se doblaba el milenio, la fiesta conoció importantes novedades, como acredita el programa de mano y un puñado de fotografías que nos ha quedado. Tal vez por lo redondo de la fecha, a los organizadores les pareció bien hacer un homenaje a la Función, la fiesta del pueblo por antonomasia, a la que todos tenemos un enorme cariño. A mí, particularmente, me pareció todo un acierto esta conexión tan nuestra, con ese nombre un tanto ampuloso que a nosotros nos parece tan normal pero que a los foráneos sorprende tanto: La Función. 

Este año aún no se había organizado la infreaestructura de mesas en el
interior del frontón. 

Una novedad importante y que se consolidaría con el tiempo fue la comida. Desde las primeras ediciones, en las que nos íbamos a comer al Pisuerga (inolvidable la escena del llorado Santi llevando con el tractor a todos los niños montados en el remolque hasta Junto a los ríos), contra lo que suele ser costumbre en toda fiesta popular que se precie, la comida se emplazaba en las bodegas, sin más, y no tenía el carácter integrador y colectivo que empezó a tener a partir de esta edición. Para ello fue decisiva la idea de que existiera una "comida común". En este año se contrató a alguien de fuera una paella, para la que se hizo una hoguera junto a la vadera. 

Esta importante innovación cobraría mucho auge en ediciones posteriores, con el buen hacer de Los Campaneros, capitaneados por José Ramón, y los voluntarios que por allí se dejaban caer. La paella se convirtió en un acto importante, pues su elaboración lleva casi toda la mañana y centraliza la atención en un lugar concreto. En este año 2000 a punto estuvo de apagarse la hoguera, porque se desató una fuerte tormenta que llenó la entrada del frontón de agua. 

Otra innovación fue ampliar las atracciones que se habían iniciado con la fiesta de la espuma. En este año y sucesivos pudimos ver toros mecánicos, colchonetas, camas elásticas, motos en un circuito y muchas cosas más. Por lo demás, se hizo regular la misa en la ermita y sostuvieron su empuje los torneos de frontenis, la clásica ciclista Federico Engels, ya en su VII edición y, cómo no, la carrera de carretillas submarina. 

Toda la logística de la paella en la fiesta del 2000.

Por cierto, en las fotos ya se empiezan a ver los petos (los de los pioneros en esta indumentaria, Haremos Historia), que irían aumentando en lo sucesivo, con la dinámica de las peñas, inéditas hasta entonces en nuestra tradición festiva como tales. 

Los efectos de la tremenda tormenta que cayó ese año.

Por cierto, la camiseta de aquel año era muy divertida en el torso, con una especie de ojos que cerraban una cara con el nombre del pueblo, y con un dorso donde se anunciaba de manera contundente el nombre de La Función. Y todavía sin las sutiles diferencias de diseño para hombre y mujer que vendrían años más tarde.

La camiseta del 2000

Gerardo Manrique