mirando las pupilas de tus ojos,
los candentes labios rojos,
el hechizo de tus mejillas
y el resplandor de tu cuerpo.
Tú, dulce princesa,
en un cuento de hadas:
yo quiero ser tu presa,
para mí toda una sorpresa,
siendo mías tus miradas,
siempre un dulce deseo,
una musa reflejada
fundiéndose en mis sueños
eclipsando mi pensamiento.
El pensar solo en ti,
querer el cobijo de tus pechos,
que tú digas que si,
me acunes en tu lecho
con el fuego de tu candil
pueda sentir esa figura gentil
entregándote para mí nada más.
Sentir en mi boca tus besos
teniendo más cerca tu aliento,
entregando mi eco más viril
y después poder quemarme
en el fuego de tu sexo
para así poder decir:
¡Soy un hombre nuevo!
El poder de mi fantasía
dejando espacio al furor;
versos en la noche
en mis letras quiero plasmar:
dedicatoria de amor
expandiendo sentimientos
plasmando un broche
siempre por desear
fruto de mi poesía
compañía en mi pensar.
Recreando nuevos versos
en una dama para admirar.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla
7 de junio de 2017
7 de junio de 2017