domingo, 5 de diciembre de 2021

Lo eterno y lo contingente


Hay fotografías que cobran un atractivo misterioso. Como esta. Sucede en la portada gótica de acceso a la iglesia, en las fiestas patronales de 2019, las últimas antes de la interrupción pandémica. 

Como es tradición, se saca del templo parroquial la imagen de la Virgen para transportarla al que es su asiento natural, la ermita. Se hace acompañar la talla a lo largo de ese breve trayecto con música, baile y blandir de pendones. Hace ya tiempo que son grupos contratados al efecto los que rinden los honores musicales y de danza a la Virgen, otra de tantas consecuencias del envejecimiento de nuestra población, a la que ya va siendo difícil sostener por sí misma las tradiciones heredadas de nuestros antepasados.

Coincidió que una de las integrantes del grupo de danzas de ese año salía a la vez que la escultura, y nos regaló esta hermosa instantánea, de la que se podrían extraer un montón de reflexiones. La imagen, me parece, es misteriosa y bella. En cuanto a la reflexión, que cada cual haga la suya.