Mi gozo sería
recitar a la luz de la luna,
contar uno por uno los luceros,
despertar de la oscuridad
y regalar unos versos al firmamento.
Quisiera romper la maldad
con quejido del pensamiento
decorar la humanidad
solo con la verdad
y mostrar mi agradecimiento.
Desterrar todos los problemas,
pensar solo en el amor
contar mis alegrías,
acercando mis simpatías
haciendo olvidar el dolor;
que todas las personas son buenas,
me da igual la raza o el color
sean conocidos o extranjeros.
Solo soy un hombre:
una persona como otro más,
náufrago en una isla sin brillar,
una flor para desojar
o tal vez una carta sin abrir
con muchas cosas que pensar;
una mente para exprimir,
una planta que se ha de marchitar
con muchas cosas que decir.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla