
Una vez conocí a un señor
enérgico y valiente,
aunque un poco mayor,
de espíritu emprendedor,
amigo –o enemigo– de la gente.
A ti te gusta el trabajo,
no te veo mucho de fiesta,
eres recto en el tajo
algo muy habitual
siempre puntual
con tu lente prudente
al que le da siempre igual
que venga el Papa o cualquier referente.
Impusiste tu ley,
tu mando siempre pudiente,
a alguien no gustó el ritual,
mas a ti te resulta indiferente.
He de decir
que a ti Resti te llaman
pero a mí no me gusta la operación:
pues el poder no me asusta,
mejor la multiplicación,
el valor absoluto
resolviendo esta ecuación
por eso te llamas Restituto.
Hombre particular y especial
aunque algún gañán te trate de bruto
pero tú eres desigual
y esa palabra yo la discuto.
Tengo buen olfato,
me da igual lo que diga la gente,
tú y yo tendremos buen trato
para mí siempre eres competente
aunque hayas tenido algún arrebato
pero has sido coherente.
Si esto pareciera poco
todavía no es suficiente,
aún no me puedo despedir
pues tengo que compartir
este poema pendiente.
Todo lo que hoy enfoco,
esto será un nuevo lema
resumen de este esquema,
tu vida y tu referente.
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla