(Dedicado al cantante Manolo Tena por su fallecimiento )
Como decía el cantante:
sangre española,
se acabó la voz vibrante,
dejando música en caracola.
Vuelve a oscurecer,
apagándose la llama.
Pues ya te fuiste
y no volverás a aparecer
entre los grandes de la canción,
se corta una robusta rama
porque ha fallecido un genio
para no volver de un gran viaje,
dejándonos sus canciones,
envoltorios encerrados en un mensaje
como su mejor premio
de palabras y decisiones.
Tocando madera
se ocultó,
todo cambió;
perdiéndose en el último tramo
de aquella pequeña escalera.
La encontró:
saludando a la muerte,
se despidió
dejándonos musicalmente
con su lenguaje atrayente,
lleno de discos y maquetas,
en el rigor de un ser diferente,
como cuando cantaba en el escenario.
Todo aquello ya pasó:
siendo huella de tu diario
este grande se marchó
en lluvioso día de primavera.
Se ahoga una voz valerosa,
el sabio alarde de la canción,
una nota poderosa
de la que España se siente orgullosa.
Hoy sufre una condena
por perder una piedra tan preciosa,
apagándose un nuevo corazón,
se abre musicalmente una pena,
«viva la gente marchosa»
¡hasta siempre, Manolo Tena!
me alegra hacerte esta definición:
«tu patria suspira llorosa».
Andrés Rastrilla, poeta de Castilla
